La segunda parte de la ambiciosa adaptación audiovisual de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, fue confirmada tras el notable recibimiento que obtuvo la primera entrega, tanto por parte del público como de la crítica internacional. Dirigida por Laura Mora y Carlos Moreno, la serie destaca por haberse rodado completamente en Colombia y por mantener una estrecha colaboración con la familia García Márquez, un elemento clave para asegurar la fidelidad narrativa y estética del proyecto. La plataforma productora anunció que esta nueva temporada concluirá la adaptación con el “mismo rigor, ambición y respeto por la novela” que han guiado el proceso desde sus inicios.
En un guiño simbólico, la producción citó la célebre frase final de la novela —“Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”— anticipando el tono fatalista que impregnará los próximos episodios. La primera parte de la serie logró instalarse en el Top 10 global de contenidos en idioma no inglés, reforzando la estrategia de la plataforma de apostar por producciones latinoamericanas con alcance internacional.
La participación directa de la familia del escritor ha sido fundamental para preservar el espíritu original en esta compleja traducción al lenguaje audiovisual. La segunda entrega abarcará los acontecimientos posteriores al armisticio y al Tratado de Neerlandia, mostrando cómo Macondo enfrenta nuevas amenazas mientras la historia avanza hacia momentos decisivos. Entre los sucesos centrales estarán la llegada de Fernanda del Carpio a Macondo y su matrimonio con Aureliano Segundo, uno de los gemelos descendientes de Arcadio. La narrativa resaltará el rol de las mujeres en la saga, especialmente el de Úrsula Iguarán, figura clave que representa la línea legítima de los Buendía y cuyo punto de vista estructura la acción general.
La historia incluirá algunos de los episodios más emblemáticos de la novela, como la llegada del tren, la expansión de la compañía bananera y el impacto de nuevas fuerzas económicas, sociales y políticas que transforman el destino de Macondo. Estos elementos, que en la obra original simbolizan el choque entre modernidad, explotación y desintegración, serán trasladados a la pantalla manteniendo la atmósfera del realismo mágico característico de García Márquez.
La escritora y guionista Camila Brugés explicó que el proceso de adaptación ha sido extremadamente desafiante. Destacó que la novela, con su estructura coral y desordenada, exigió reorganizar cronológicamente los hechos para ajustarse a la narrativa serializada. Según Brugés, el mayor reto fue decidir cuáles arcos dramáticos debían protagonizar la historia y cómo sostener el equilibrio entre la tragedia y los elementos fantásticos propios del universo macondiano. La decisión de otorgarle a Úrsula un rol central permitió ordenar la narración sin perder la esencia original.
Brugés también señaló que la segunda parte, lejos de ser más sencilla, implica un salto temporal y la irrupción de nuevas generaciones, además de la llegada del cine, la electricidad, el ejército y los estadounidenses, todos factores que modifican profundamente la vida en Macondo. Otro debate crucial fue la incorporación de una voz narradora, finalmente considerada necesaria para conservar el tono literario, aunque sin caer en explicaciones excesivas.
La segunda parte conducirá al espectador hacia la decadencia final de Macondo y al cumplimiento de la profecía que pesa sobre los Buendía, cerrando una de las adaptaciones más complejas y esperadas de la literatura latinoamericana.
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