La ciudad de Santa Marta, capital del departamento del Magdalena, vivió un acontecimiento histórico con la realización de la IV Cumbre CELAC–UE, un evento diplomático que reunió a delegaciones de Europa, América Latina y el Caribe, y que dejó un impacto económico y social sin precedentes en la región. Durante varios días, la ciudad se convirtió en el epicentro de las relaciones internacionales entre dos continentes, mostrando su capacidad organizativa, su infraestructura y su potencial como destino para encuentros de alto nivel.
El evento generó un movimiento económico superior a los 13 mil millones de pesos colombianos, equivalentes a aproximadamente 3.5 millones de dólares, y propició la creación de más de 3.000 empleos temporales entre directos e indirectos. Estos beneficios se distribuyeron en sectores como la gastronomía, el transporte, la hotelería, la logística, la cultura y el comercio local, dinamizando la economía samaria y brindando oportunidades laborales a cientos de familias. La cumbre se convirtió, así, en un motor de reactivación económica para una ciudad que había enfrentado dificultades en los últimos años.
Durante los días del encuentro, Santa Marta experimentó una notable transformación. Los hoteles alcanzaron una ocupación total, los restaurantes y establecimientos gastronómicos trabajaron a plena capacidad, y el comercio local vio incrementadas sus ventas. El dinamismo se extendió también a los servicios de transporte, la oferta turística y las actividades culturales, lo que fortaleció la confianza del sector empresarial y turístico. En este contexto, la cumbre no solo fue un evento político, sino también un impulso significativo para la economía regional y una oportunidad para mostrar el talento y la hospitalidad de los samarios.
Más allá del impacto económico, el evento tuvo una profunda repercusión en la imagen internacional de la ciudad. Santa Marta proyectó una imagen de eficiencia, organización y calidez, cualidades que fueron reconocidas por el Gobierno Nacional y por las delegaciones internacionales asistentes. La ciudad logró posicionarse como una vitrina del Caribe colombiano ante el mundo, destacando por su mezcla entre modernidad y tradición, así como por su capacidad para combinar diplomacia y cultura.
Los empresarios y autoridades locales celebraron el éxito del encuentro, considerándolo un punto de inflexión en la proyección global de Santa Marta. La cumbre demostró que la ciudad puede asumir retos de gran escala y consolidarse como un referente caribeño para la realización de eventos internacionales. Este logro fortaleció su papel como centro estratégico para las decisiones políticas y económicas de la región, además de resaltar su potencial turístico y su riqueza cultural.
En síntesis, la IV Cumbre CELAC–UE no solo representó un acontecimiento diplomático de relevancia continental, sino que marcó el inicio de una nueva etapa para Santa Marta. La ciudad se consolidó como un espacio de diálogo y cooperación entre naciones, al tiempo que fortaleció su economía, su identidad y su proyección global, reafirmando su condición de puente entre América Latina, el Caribe y Europa.
#cadenaradiallalibertad











