El sistema educativo de Estados Unidos atraviesa una etapa crítica marcada por un preocupante aumento en la censura de libros en las escuelas, según lo revela un reciente informe de la organización PEN America, institución que defiende la libertad de expresión. Durante el ciclo escolar 2024–2025, se registraron cerca de 4.000 títulos prohibidos en escuelas del país, lo que constituye un incremento alarmante respecto a años anteriores. Este fenómeno ha sido catalogado por los investigadores como un hecho sin precedentes en la historia reciente del país en cuanto a restricciones de contenido literario y educativo.
Entre los libros vetados figuran obras de gran relevancia literaria e histórica, incluyendo dos de los títulos más emblemáticos del Nobel colombiano Gabriel García Márquez: Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. También fueron censuradas otras obras fundamentales como La casa de los espíritus de la autora chilena Isabel Allende, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury —novela que paradójicamente aborda la quema de libros y la censura estatal—, así como textos contemporáneos de autores populares como Stephen King, Sara J. Maas y una versión gráfica del Diario de Ana Frank, retirada de escuelas en el estado de Tennessee.
El informe, titulado La normalización de la prohibición de libros, contabiliza un total de 6.870 casos de censura distribuidos en 87 distritos escolares del país, lo que representa un crecimiento sustancial en comparación con años anteriores. Esta ola de prohibiciones no responde a criterios pedagógicos ni académicos, sino que está motivada, según PEN America, por presiones de grupos conservadores organizados que pretenden controlar los contenidos a los que acceden los estudiantes, limitando especialmente aquellos que abordan temáticas consideradas sensibles o polémicas.
Los temas más afectados por esta censura sistemática incluyen la diversidad racial, la identidad de género, la migración, la sexualidad y los derechos de las personas LGBTIQ+. En muchos casos, los libros vetados buscan precisamente fomentar el pensamiento crítico, la empatía y la comprensión hacia realidades sociales diversas, lo que plantea una seria preocupación entre docentes, escritores, bibliotecarios, activistas y organizaciones defensoras de los derechos civiles y culturales.
El retiro de estos títulos de las escuelas estadounidenses ha generado un intenso debate sobre la libertad académica, el papel de la literatura en la formación integral de los jóvenes, y los riesgos de una educación limitada por ideologías políticas. Para muchos expertos, la censura de libros puede empobrecer la experiencia educativa de los estudiantes, impedir el desarrollo del pensamiento independiente y debilitar los valores democráticos fundamentales de una sociedad pluralista.
En este contexto, PEN America y otras organizaciones culturales han hecho un llamado a proteger el acceso libre al conocimiento, destacando que las escuelas deben ser espacios de diálogo, diversidad y aprendizaje crítico. La censura sistemática, argumentan, no solo niega a los estudiantes el derecho a conocer diferentes perspectivas, sino que también representa una amenaza directa a la libertad de expresión y al papel esencial de la literatura en el desarrollo humano.
#cadenaradiallalibertad