Por: Redacción.
La imagen fue capturada por John Moore, quien ha retratado la frontera desde hace 10 años.
La imagen impactante de una pequeña hondureña llorando, con la mirada puesta en su madre mientras era registrada por un agente estadounidense en la frontera con Estados Unidos, logró el jueves el premio a la foto del año en el prestigioso
World Press Photo.
Esta imagen tomada en junio de 2018 por John Moore, fotógrafo de Getty, muestra a Sandra Sánchez y a su hija Yanela en el momento de ser detenidas por la policía tras cruzar ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos.
Los miembros del jurado estimaron que la foto, que dio la vuelta al mundo, ilustra «una violencia de otro tipo, que es psicológica». Ante la consternación provocada por la imagen, las autoridades estadounidenses tuvieron que precisar que Yanela y su madre no figuraban entre los miles de inmigrantes separados de sus hijos a su llegada a Estados Unidos.
«Sin embargo, la reacción general contra esta práctica polémica llevó al presidente Donald Trump a revisar su política en junio pasado», declararon los jueces del concurso con sede en Amsterdam.
John Moore fotografiaba a agentes de fronteras la noche del 12 de junio, en el corazón del valle de Río Grande, cuando detuvieron a un grupo de personas que trataban de atravesar la frontera.La fotografía que hizo temblar la política fronteriza de Trump
«Pude ver el miedo en sus caras, en sus ojos», dijo el fotógrafo a una radio estadounidense.
El tema sensible de la inmigración también se destacó en la categoría «Premio World Press Photo Story of the Year» (Premio World Press Photo a la historia del año).
Los jueces eligieron una serie de fotos tomadas en octubre de 2018 por el fotógrafo Pieter Ten Hoope, que describen el viaje de muchas familias que salieron de Honduras en una caravana para llegar a Estados Unidos.
Estas fotos «reflejan un elevado sentido de la dignidad», dijo uno de los miembros del jurado. Este año, los jueces seleccionaron a los ganadores de entre 78.800 instantáneas de más de 4.730 fotógrafos de todo el mundo, según los organizadores.
Tres fotógrafos de AFP fueron recompensados en diferentes categorías. John Wessels logró un segundo y un tercer premio, mientras que Brendan Smialowski y Pedro Pardo lograron también terceros premios.
AFPLa historia detrás de la conmovedora fotografía
La fotografía, tomada en la ciudad fronteriza de McAllen (Texas), muestra a una pequeña niña de dos años, pelo despeinado, saco rosado y jeans a la rodilla que comenzó a llorar luego de que su madre la dejó en el suelo al ser interceptadas por la Patrulla Fronteriza, que vigila la zona por la que cruzan miles de personas ilegalmente cada mes.
El rostro desesperado de la niña ocupó las primeras páginas de los medios, e incluso llegó a ser portada de la revista Time, luego de ser modificada para hacer parecer que la pequeña niña lloraba tras ser asustada por un Trump que la miraba con ojos inquisidores.
Gracias a la imagen y a las múltiples publicaciones que protagonizó, el mundo posó sus ojos en dicha crisis migratoria y cuestionó la política que permitía alejar a padres e hijos. En ese mes, cerca de 2.342 niños fueron separados de sus padres en la frontera entre México y Estados Unidos.
En entrevista con EL TIEMPO, Moore, quien estuvo en Colombia el 14 de marzo para presentar su libro ‘Undocumented’, un retrato de los viajes migratorios que ha cubierto a lo largo de su carrera, contó cómo fue emprender la aventura que lo llevó a capturar ese momento, lo que representó para él y para la política migratoria de Trump.
Usted lleva diez años cubriendo lo que pasa en la frontera. ¿Cómo emprendió esta aventura?
Había fotografiado a agentes de la Patrulla Fronteriza muchas veces en los últimos diez años. Para mi viaje en junio, en el que capturé esa imagen, me dieron un solo día para acompañarlos y fotografiarlos. Estuve ahí para un cambio de turno que empieza al caer la tarde y se prolonga hasta la media-noche.
¿Por qué fue tan especial capturar ese momento en el que la niña llora?
La administración de Trump había implementado su política migratoria de ‘Tolerancia cero’ en la frontera entre Estados Unidos y México en abril del año pasado, pero esto solo se hizo ampliamente conocido unas semanas después. Hice varias solicitudes a la Patrulla Fronteriza para retratar su aplicación de leyes fronterizas, porque pensé que era importante mostrar cómo eran.
Cuando me llamaron y me ofrecieron acompañarlos durante una tarde de la semana siguiente, fue la oportunidad de mostrar esa nueva política en acción. Por supuesto que nunca pretendí fotografiar a la niña llorando, pero pensé que era fundamental fotografiar a las familias custodiadas.
¿Qué pasó cuando interceptaron al grupo en la frontera?
Muchos grupos estaban cruzando el Río Grande en balsas desde México, para entrar a Estados Unidos. Era una noche oscura, sin luna, y a duras penas podía fotografiarlos a medida que iban llegando. Podía oírlos caminar a través de un bosque pequeño que daba a un camino sucio; ahí fue cuando los agentes de la Patrulla Fronteriza interceptaron a unas 12 personas. Todas estaban buscando asilo político, así que, voluntariamente, se entregaron.
¿Qué se le pasó por la mente?
En ese momento fotografié a algunas familias que les estaban mostrando a los agentes sus documentos y estaban siendo registradas antes de ser transportadas a un centro de procesamiento. Hablé brevemente con la inmigrante hondureña Sandra, la madre de la niña pequeña, Yanela, quien tenía casi 2 años en ese momento. Les tomé fotos a ellas y a otras personas que estaban buscando asilo y cómo iban a buscarlo antes de ser trasladadas.
La imagen de Yanela llorando fue de las últimas que tomé esa noche, y me produjo mucha tristeza al no saber qué les pasaría a la madre y a la hija después de que se las llevaran. Cuando supe, más de una semana después, que las mantuvieron juntas, fue un alivio.
Su reacción fue acercarse a Sandra. ¿Por qué? ¿El fotógrafo debe quedarse al margen del cuadro?
Sandra me contó que ella y su hija habían estado viajando desde Honduras durante un mes, aproximadamente, para llegar a la frontera de Estados Unidos. Hablé muy poco con ella, pues estaba siendo puesta en custodia. Lo hice porque trato de hablar con la mayoría de gente a la que fotografío, para así entender su historia y también como una cortesía hacia ellos. Viví en México y Centroamérica casi 8 años al principio de mi carrera, así que eso es importante en esta historia particular.
La niña empezó a llorar cuando su madre la dejó en el suelo. ¿Esto no generó compasión en la patrulla y no le rompió el corazón?
La Patrulla Fronteriza ve a muchos inmigrantes cada día, muchos de los cuales han estado viajando en condiciones difíciles y peligrosas, así que están acostumbrados a ver niños llorando. Sé que muchos de los agentes sienten empatía por la gente a la que están aprehendiendo.
El momento fue perturbador para mí porque sabía que había una posibilidad de que estas familias fueran separadas luego de ser arrestadas. En mis viajes previos en los que fotografié este tipo de situaciones, al menos sabía qué padres e hijos se mantendrían juntos.
TOMADO DEL EL TIEMPO.COM