Por: Italo Iguaran Pertuz.
Muchos militantes pertenecientes a las bases del liberalismo en el Atlántico consideran que ha llegado el momento de la autocrítica del Partido Liberal, para así saber con certeza hacia donde va esta colectividad, utilizando esas dos armas de lucha propias de su escudo, “el libre examen y la libre crítica”.
Es hora de poner la cara a ese monstruo de varias cabezas que representó el surgimiento de otros partidos como La U, Cambio Radical, Colombia Viva, Alas Equipo Colombia y otros más, todos salidos del partido Liberal, conformados por quienes convirtieron a sus copartidarios en enemigos y a sus amigos en adversarios.
Quienes se dedican al estudio de la sociología política se han encontrado con una tarea realmente ardua, por una simple razón; desde el momento que en Colombia la ideología de los partidos políticos tradicionales hizo crisis, un número considerable de sus militantes, se dedicaron no a luchar para reivindicar las ideas de sus colectividades, ni a edificar una nueva concepción de la sociedad, de la economía y del Estado, sino para aliarse con los sectores menos representativos de esta.
Haciendo la distancia cada vez más grande entre la opinión y el electorado liberal, llevando al partido a competir más por los puestos en la burocracia, que por las posiciones en la democracia, y últimamente con unos dirigentes que solo se dedican a obtener el beneficio personal, todo lo cual ha dado al traste con una larga historia de reivindicaciones populares en favor de esas mayorías sociales que ahora reclaman nuevos canales y otras formas de expresión política.
Es urgente que el partido Liberal del Atlántico reasuma la vocería de los más necesitados, para así recrear nuevas formas de organización social y aceptar la realidad inaplazable de permitir nuevamente la participación ciudadana, para que su relación con el partido Liberal sea más ideológica y vuelva a lo que antes fue.
Traemos a colación la situación que se vislumbra en el departamento del Atlántico en donde el partido Liberal ha caído en un declive rumbo al despeñadero porque sus nuevos dirigentes surgidos, en los últimos tiempos no cuentan con el talante para asumir las riendas del otrora glorioso partido Liberal.
El caso de nuestro departamento hay que decir que resulta notorio que habiéndose producido en los últimos tres debates gobernadores de estirpe liberal, hoy en día se soslaye un ambiente de incertidumbre, si tenemos en cuenta que las cabezas visibles del partido Liberal tales como el senador Mauricio Gómez Amín, se han dado a la tarea de subestimar a los diferentes militantes del partido que hasta ahora han propuesto sus nombres para que se corrobore la hegemonía del partido en la Gobernación de Atlántico, lo cual solo se obtendrá dándole la importancia que se merecen sus nuevos líderes, no buscando candidatos en otros partidos para camuflarlos como liberales.
El partido Liberal en el Atlántico tiene que renovar sus mensajes, dejar a un lado las rencillas regionales y del beneficio personal, poniendo en práctica las tesis que en sus años de esplendor lo convirtieron en el partido del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Pero también es tiempo que se ensayen otras recetas que lo sintonicen con las nuevas realidades como la del sector informal, cantera de los desvalidos contemporáneos a quienes el liberalismo no ha dirigido sus esfuerzos de representación en los últimos años a pesar de constituir ellos el más del 57 por ciento de la población actualmente ocupada.
El Partido Liberal todavía está a tiempo de abrir un frente de respuestas a una sociedad integrada fundamentalmente por una juventud que es blanco de problemas como el desempleo, la inseguridad y el microtráfico, para demostrar que el cambio generacional no es cuestión de afiches y de frascos de perfumes con etiquetas bonitas, sino de nuevas y audaces jarabes para curar las dolencias que aquejan al pueblo colombiano.
Con estas reflexiones: la conciencia de un partido Liberal unido en el departamento del Atlántico, la conciencia social que lo sintonice con las nuevas realidades de la lucha política y la conciencia generacional que lo ayude a diseñar propuestas audaces, para que reinicie el tránsito hacia el reencuentro con las virtudes que inspiran el credo liberal y la libertad que conseguirá a través de la igualdad y la fraternidad.
…Y que el nuevo candidato a la Gobernación sea el producto de la concertacion entre las bases del partido, para que estas se sientan bien representadas y establecer las reglas de juego claras para llegar al consenso que designe al candidato único del liberalismo para la contienda electoral de octubre.