Por: Redacción.

Lo había conseguido con éxito en muchas ocasiones desde hacía dos décadas. “Entonces, me encadenaron dentro de una jaula de cristal a prueba de balas y me tiraron al agua desde el puente Howrah. Tardé 29 segundos en salir”, dijo a la agencia de noticias AFP Chanchal Lahiri, de 42 años, mientras preparaba su truco final. Pero algo falló esta vez y la multitud reunida para ver el truco de escapismo entró en pánico después de 10 minutos de angustiosa espera, según la agencia local PTI. El día 17 de junio por la noche, después de más de un día de búsqueda, la policía halló su cuerpo a un kilómetro de donde se sumergió.

El truco del mago comenzó cuando un ferry con una grúa se adentró en las aguas del río Hooghly, afluente del Ganges, en Kolkata (antes Calcuta). Colgado de la polea, encadenado con hasta seis candados, atado de pies y manos y vendados los ojos, Jadugar Mandrake —nombre artístico de Lahiri— emulaba otra vez al legendario ilusionista americano, Harry Houdini, quien popularizó el arte de escapar de encadenamientos y celdas bajo el agua. Pero el truco salió de la peor forma posible para desesperación y congoja de familiares, amigos y curiosos que se amontonaban en la orilla y en el puente más cercano.

Entre los presentes, Jayanta Shaw, fotógrafo de un medio local, contó a la cadena BBC las últimas palabras del ilusionista antes de desaparecer bajo el agua: “Le pregunté por qué arriesgaba su vida. Me sonrió y contestó: ‘Si lo consigo, es magia. Si no puedo, será una tragedia’”. Según el fotógrafo, Lahiri intentaba el reto una vez más “para revivir el interés de la gente en la magia”. “Nunca pensé que no fuera a salir del agua esta vez”, dijo Shaw, quien ya había visto al mago Mandrake realizar el truco en otras ocasiones.

“Era un grandioso artista de trucos y esto supone una gran pérdida para la comunidad”, declaró el historiador en magia de India, Madan Bharti, en declaraciones recogidas por The Guardian. Según el presidente de la Hermandad de Magos indios, Sumit Kharbanda, Lahiri había ejecutado el mismo espectáculo en, al menos, una docena de ocasiones. Hasta el punto de que estuvo a punto de ser linchado por una turba de espectadores que se creyeron timados después de que el mago Mandrake saliera airoso del mismo truco en 2013.

Estereotipada como tierra de encantadores de serpientes, faquires con turbantes y trileros callejeros, el misticismo indio ha encandilado y perturbado a Occidente. A principios de 1800, James Mill, padre del economista John Stuart Mill, y autor de la vilipendiada Historia de las Indias británicas, protestaba porque la hechicería estaba universalmente extendida “y era causante diaria de las mayores desmesuras” en India. Astrólogos, adivinadores y videntes que fueron aversión de colonizadores, inspiraron los Hijos de la medianoche de Salman Rushdie y ahora malviven en barrios de chabolas de las grandes ciudades del país.

“Solía practicar en piscinas y bañeras”, cuenta Sumit Kharbanda desde Delhi. “Toda magia tiene que ser perfecta y requiere mucha práctica, pero incluso con práctica, algunas cosas pueden ir mal. Esta era una actuación muy peligrosa. No sé si fue un problema de respiración o que no pudo deshacer los nudos”, explica el experto, conocido como el mago del iPad, por combinar las nuevas tecnologías con el viejo ardid de las ilusiones para evitar que este arte desaparezca; como así lo intentó el mago Mandrake en su último truco.

Tomado del portal:ElpaisdeEspaña

#cadenaradiallalibertad