Por: Valeria Tuiran

Hablar sobre el cáncer de cuello uterino es referirse a la primera causa de muerte por cáncer entre mujeres de 30 a 59 años en el país. La mortalidad por este diagnóstico está asociada a condiciones socioeconómicas desfavorables, encontrándose un mayor riesgo de mortalidad en regiones con bajo acceso a los servicios de salud e información que permita conocer de manera detallada más sobre este tema que infortunadamente ha venido cobrando vidas y que lo continuará haciendo si no se tienen en cuenta las indicaciones pertinentes.

Con el objetivo de crear conciencia acerca de este diagnóstico y llevar información pertinente a todos los hogares, Liliana Paba Gazcón, Esp. en Obstetricia y ginecología, compartió con Diario LA LIBERTAD algunos conceptos, datos, recomendaciones y tips que adolescentes, jóvenes en etapa reproductiva y mujeres con edad avanzada deben considerar con el propósito de evitar o saber enfrentar una enfermedad de esta magnitud. Primeramente, nos hace referencia en que el cáncer es un conjunto de enfermedades en las cuales hay alteraciones a nivel del ADN de las células, lo cual lleva al crecimiento o una multiplicación descontrolada de las misma en el cuerpo. Anatómicamente el útero se divide en dos partes por los expertos, el cuerpo y el cuello, por lo que pueden desarrollarse varios tipos de cáncer; por una parte, en el cuerpo se pueden producir dos tipos de cáncer como el endometrio y del miometrio, y en el cuello, es posible que se manifiesten el carcinoma escamo[1]celular y adenocarcinoma. Estos últimos pueden estar asociados con el virus del papiloma humano y el más común en las mujeres a nivel Colombia continúa siendo el cáncer de cuello uterino.

Con relación a los síntomas, se debe tener presen[1]te que el cáncer en etapas tempranas por lo general es asintomático ya que no presenta alguna alteración, pero cuando se tiene un diagnóstico avanzado, puede alertar principalmente por medio de tres distintas claves: la primera sería un sangrado anormal o en momentos que no debería y de forma abundante; presencia del dolor o presión pélvica que persiste a diario y que no tiene ninguna relación con loa mestruación ni con las relaciones sexuales, y la tercera, se puede evidenciar por la existencia de secreciones o flujos con un olor irregular.

 Asimismo, señaló que las mujeres que tienen más posibilidades de ser diagnosticadas con esta enfermedad son aquellas que han tenido vida sexual activa; el principal factor de riesgo y uno de lo más necesario que se debe conocer es la infección y persistencia en el útero del virus del papi[1]loma humano.

 Ambas tienen un alto porcentaje de probabilidad de producir este tipo de cáncer.

También existen otras condiciones como por ejemplo, fumar cigarrillo, tener un elevando uso de anticonceptivos o la presencia de múltiples compañeros sexuales. “Entre los factores de riesgos para quienes lo padecen está la situación de la supervivencia y la mortalidad, sobre todo en las mujeres jóvenes a quienes afectan este diagnóstico ya que son personas en edades reproductivas”, expresó.

Lo más relevante que se puede hacer para prevenir el cáncer de cuello uterino es vacunarse contra el VPH (virus del papiloma humano) y hacerse pruebas correspondientes de detección en forma periódica, las cuales incluye la citología y que son totalmente gratuitas.

Si este tipo de estudios se realizan de forma pertinente, más adelante mostrarán un cambio en cuanto a la prevalencia de esta enfermedad en las próximas generaciones.

A nivel Colombia, los chequeos se pueden llevar a cabo a partir de los 25, mientras que globalmente pueden comenzar desde los 21 años, respecto a esto, considera que, “los 21 años es un periodo de tiempo adecuado para iniciar este tipo de estudios teniendo en cuenta que nuestra población inicia su vida sexual a una temprana edad”.

Los tratamientos establecidos tanto para el cáncer del cuerpo y cuello del útero dependerán de la estadía y el tiempo en el que haya sido diagnosticado, desde este punto se podrán medir las posibilidades de curación y optar por el más adecuado para la paciente.

En algunos casos, se pueden realizar tratamientos quirúrgicos o terapia adyuvante, que suele referirse la quimioterapia, la radioterapia, la terapia hormonal y/o la inmunoterapia a que se administran después de la cirugía para minimizar la probabilidad de que la enfermedad regrese.

En cuanto a las mujeres que ya han sido diagnosticada con este tipo de cáncer, la experta recomienda realizar medicina complementaria como lo es la meditación, la yoga, terapias o masajes para el cuerpo y la mente, sin dejar de ser contantes con los tratamientos médicos o tratar de remplazar aquellos que ya están comprobados científicamente.

Sin embargo, antes de realizar cualquier tipo de actividad es importante consultar al médico de confianza incluso para manejar los efectos secundarios del tratamiento estándar.

“Es de gran ayuda realizar medicina complementaria y este tipo de actividades debido al alto nivel de estrés que manejan las mujeres que se ven en una situación como esta, porque además de ser bueno para el cuerpo ayudará también a la salud psicológica, la cual es igual de importante”, aseguró.

Asimismo, la experta resaltó que es fundamental dejar de lado los mitos y tabúes que se han creado al rededor de los diferentes procesos como la citología, pues se ha vuelto común que muchas mujeres prefieran no practicársela a causa de las dudas y temores que esta les genera , sin tener en cuenta que aunque el examen no es totalmente preventivo, favorece el diagnóstico oportuno de la enfermedad.

“Debemos ser responsable no sólo por como se ve nuestro cuerpo, sino también con nuestra salud.

Las mujeres en edades reproductivas somos las más afectadas por el cáncer de cuello uterino y lamentablemente existen muchos casos de personas jóvenes que mueren debido a un diagnóstico tarde, por esto las invito a que nos acerquemos a los programas de prevención, vacúnenos a nuestros hijas y sobre todo, tratemos de llevar hábitos saludables”, fue la invitación para todos los lectores por parte de Liliana Paba.

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