Por: Redacción
La alimentación durante la primera infancia es fundamental para sentar las bases alimentarias del resto de la vida, así como también para proteger al niño de posibles enfermedades. El organismo de los peques está en pleno desarrollo, motivo por el cual es imprescindible que reciban una nutrición equilibrada y saludable desde la concepción.
Ahora bien, ¿a qué llamamos alimentación equilibrada? ¿Qué podemos hacer si los peques no quieren comer de todo? En Educo, respondemos a estas preguntas ¡y mucho más. La importancia de la alimentación durante los primeros años de vida
La Organización mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses del bebé y de manera complementaria con alimentos durante un año, o de posible más tiempo. Esta misma organización sostiene que “además de los beneficios inmediatos para los niños, la lactancia materna propicia una buena salud durante toda la vida.
Los adolescentes y adultos que fueron amamantados de niños tienen menos tendencia a sufrir sobrepeso u obesidad. Son también menos propensos a sufrir diabetes de tipo 2 y obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia”.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando el pediatra nos aconseja comenzar con la introducción de alimentos? Sobre los 6 meses, la mayoría de los doctores recomiendan comenzar a darle al niño pequeñas porciones de alimentos en forma de puré (donde el bebé prueba directamente trozos de una manera autoregulada). Poco a poco, el bebé comenzará a incorporar sabores y texturas, pero sobre todo nutrientes que ayudarán a su desarrollo integral.
Merece la pena destacar que ya desde el embarazo, la alimentación juega un papel de importancia en la vida del niño. Desde el mismo momento de la concepción, la nutrición es fundamental ya que los nutrientes ingeridos podrían incidir en su salud futura.
De hecho, las últimas investigaciones han llegado a la conclusión de que los primeros 1000 días de vida del peque (desde la concepción hasta los dos años de edad) determinan en gran medida su salud a lo largo de su vida, más allá de los genes.
Como papás y docentes, es imperioso que tomemos esto en consideración: la alimentación es uno de los pilares de la salud, desde el momento mismo de la concepción. Por ello, la educación alimentaria cobra hoy en día un rol determinante.
Los pequeños pueden ingerir de todo (siempre adecuado a su edad. Recuerda que durante la introducción de alimentos, tu pediatra te dirá qué alimentos puede comenzar a comer para evitar alergias alimentarias) ¡sin exagerar!
Generalmente la introducción de alimentos se inicia con la incorporación de frutas y verduras, seguidas por cereales como el arroz. Posteriormente, se incorporan carnes y pescado. La base de la alimentación de los niños, como puedes ver en la pirámide, son los carbohidratos porque ¡son el combustible que necesitan para crecer, correr y jugar!
Por supuesto, las verduras y frutas también deben comerse diariamente (5 y 3 raciones respectivamente). Ahora bien, según un estudio en el que se analizaron los hábitos nutricionales de un grupo de más de 1.700 niños españoles, “el 95,9% de los niños de 12 a 36 meses consumen cuatro veces más proteínas de la ingesta diaria recomendada”.
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