Cada 1º de noviembre, las calles de los barrios en diferentes ciudades del Caribe colombiano se llenan de la melodía de los niños que, entonando el conocido cántico “Ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo limosnas para nosotros mismos”, celebran el Día de los Angelitos y la Solemnidad de Todos los Santos.
Inicialmente, el día de Todos los Santos se celebraba en mayo, pero en el siglo VII, el Papa Gregorio IV lo trasladó al 1º de noviembre para aprovechar la cercanía con otras festividades y facilitar la participación de los fieles. Con el tiempo, fue adaptándose a tradiciones locales, como pasó en Colombia, donde se transformó también en el Día de los Angelitos.
A pesar de tener un origen cristiano, esta fecha ha adquirido una identidad única en la región, con una mezcla de devoción, celebración y un sentido de comunidad que ha logrado mantenerse de generación en generación.
Durante esta jornada, niños vestidos de blanco o representando a su personaje favorito de la biblia, recorren las calles y parroquias, tradición que se ha posicionado como una alternativa a la celebración del Halloween (considerada una fiesta pagana y foránea), que invita a festejar con alegría, pureza y espiritualidad.
Aunque actualmente es común que se pidan dulces, hace algunos años atrás los niños y niñas salían a las calles a recolectar insumos para hacer un sancocho, pues se creía que en el Día de los Muertos las personas no debían cocinar y por ello cada 1º de noviembre se hacía comida para compartir con los vecinos y seres queridos.
Para conocer en profundidad el significado de esta festividad, el padre Jair Alfonso Panza, Delegado de la Pastoral Infantil Arquidiocesana, explica que la Solemnidad de Todos los Santos, igualmente denominado Día de los Angelitos, es una oportunidad para que la Iglesia promueva la santidad y la felicidad en los más pequeños, invitándolos a ser modelos de vida y fe.
“En esta fecha especial los niños se sobrecargan porque es la invitación por parte de Dios a vivir la santidad. Es un día para ellos, y creo que no hay mejor regalo que un espacio que los motive a buscar ese ejemplo de bien que es nuestro padre para nosotros”, señaló el religioso.
En tiempos en los que Halloween sigue marcando una fuerte tendencia, la Iglesia Católica propone esta alternativa para que los niños celebren de una forma diferente y enfocada en los valores cristianos. Por ello, el mensaje de la iglesia es a revestirse de pureza, fomentando un festejo centrado en el amor de Dios.
“Nuestra Iglesia siempre defenderá con amor la vida, y los niños son el mejor reflejo de eso. Cuidémoslos y procuremos siempre llevarlos por el buen camino”, agregó.
Como en años anteriores, la Arquidiócesis de Barranquilla impulsa desde las diferentes parroquias diversas actividades y jornadas de evangelización, cada una diseñadas para fomentar la espiritualidad y la devoción, promoviendo que los más pequeños celebren su encuentro con Jesús a través de diversión, música, muestras culturales, nuevos aprendizajes y muchos dulces.
Igualmente, exhorta a los padres de familia a promover las buenas acciones, evitando disfrazarlos de personajes bélicos, que inciten al mal y promuevan el terror. Rechazando cualquier manifestación de violencia, oscuridad o muerte.
La invitación es a que vean en estas actividades una oportunidad para compartir en familia, acompañar a sus hijos a los diferentes eventos con ocasión de este día y ser precavidos, ya que en años anteriores han sido muchos los casos reportando actos de delincuencia y vandalismo donde las principales víctimas han sido los menores de edad.
En el marco de esta celebración, el día de ayer se llevó a cabo en las diferentes parroquias la ‘Noche blanca’, una gran fiesta infantil en la que los niños participaron vestidos de angelitos y fortalecieron su fe.
La Arquidiócesis de Barranquilla espera que estas actividades, además de entretener, contribuyan a formar en los niños una identidad basada en el respeto y el amor, reafirmando su compromiso de brindar a la comunidad espacios de encuentro y reflexión.