En una noche que ya figura entre las páginas doradas del fútbol colombiano, Independiente Santa Fe se consagró campeón de la Liga BetPlay I-2025, al vencer 2-1 al Deportivo Independiente Medellín en el Estadio Atanasio Girardot, conquistando así la décima estrella de su historia en la primera división. Pero más allá del resultado, lo vivido fue una épica de valentía, pasión y entrega, encarnada en un solo nombre: Hugo Rodallega.

El partido, como era de esperarse, fue intenso y lleno de emociones desde el pitazo inicial. Ambos equipos salieron decididos a dejarlo todo por el título, pero fue el conjunto capitalino el que logró imponerse en una batalla que se definió con el corazón. El marcador estaba igualado, el tiempo corría, y el cansancio comenzaba a notarse. Fue entonces, en el minuto 79, cuando Rodallega, visiblemente afectado por una lesión, tomó la decisión de continuar en la cancha, desafiando el dolor y el agotamiento físico. Lo que ocurrió a continuación se convirtió en un momento legendario: el delantero anotó el gol del triunfo con una jugada cargada de emoción, cayendo al suelo entre lágrimas, mientras sus compañeros y la hinchada celebraban con euforia.

La anotación fue mucho más que un gol: fue un símbolo de coraje, compromiso y amor por la camiseta cardenal. Rodallega no solo selló el triunfo que dio la estrella número diez a Santa Fe, sino que también se coronó como máximo goleador del torneo, obteniendo su segundo Botín de Oro en el fútbol profesional colombiano. Su actuación en esta final ha sido catalogada por muchos como un acto de heroísmo deportivo, en el que la voluntad venció al dolor y el deseo de gloria superó cualquier límite físico.

Al término del partido, Rodallega ofreció unas sentidas palabras entre lágrimas: “Este título es el reflejo del trabajo, de la lucha, y del corazón que pusimos todos. Es un orgullo darle esta alegría a nuestra hinchada”. Estas palabras resumen el sentir de una institución que, pese a los altibajos de temporadas anteriores, supo reencontrarse con su historia y con su esencia ganadora.

El director técnico Jorge Bava, clave en el armado del equipo y en la gestión emocional del grupo, también fue protagonista del título. Su lectura del juego, su confianza en Rodallega y su capacidad de liderazgo permitieron al equipo consolidarse como uno de los más sólidos del campeonato. En sus declaraciones, Bava resaltó la unidad del grupo y el valor del liderazgo individual, elementos esenciales para alcanzar el éxito.

Con esta victoria, Santa Fe se reafirma como uno de los clubes más históricos y emblemáticos del fútbol colombiano, alcanzando la décima estrella que lo ubica en el selecto grupo de equipos con más títulos en el país. La hinchada cardenal, fiel y apasionada, celebró con orgullo este nuevo capítulo de gloria que suma a un legado forjado con esfuerzo y constancia desde 1941.

Más allá del trofeo, esta final será recordada por la épica vivida en la cancha, por el gesto conmovedor de un jugador que se negó a abandonar y por la emoción colectiva de una afición que nunca dejó de creer. Es una victoria que trasciende lo deportivo: es una historia de resiliencia, entrega y amor verdadero por el fútbol.

Santa Fe celebra, y lo hace con justicia, en una noche en la que el corazón pudo más que cualquier adversidad. El fútbol colombiano aplaude de pie, porque en el Atanasio Girardot se vivió una gesta que quedará para siempre en la memoria de todos.

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