Connie Francis, una de las figuras más icónicas de la música pop en las décadas de 1950 y 1960, falleció a los 87 años, dejando atrás un legado imborrable. Su deceso fue anunciado el miércoles 17 de julio de 2025 por su amigo cercano Ron Roberts, presidente de Concetta Records, a través de una publicación en Facebook en la que expresó su “gran pesar y tristeza extrema”. La cantante había sido hospitalizada semanas antes tras experimentar un “dolor inmenso”, aunque en días recientes su salud parecía mejorar.
Connie Francis, contemporánea de Elvis Presley, rompió esquemas y abrió camino a otras mujeres en la música. Fue la primera artista femenina en alcanzar el número uno en el Billboard Hot 100, con su canción “Everybody’s Somebody’s Fool”, un logro histórico que marcó una nueva era en la industria musical dominada por hombres. A lo largo de su carrera, también cosechó éxitos como “Who’s Sorry Now?”, “Where the Boys Are”, “My Heart Has A Mind Of Its Own” y “Don’t Break The Heart That Loves You”, que se convirtieron en clásicos del pop estadounidense.
El legado musical de Francis ha logrado trascender generaciones. Recientemente, su canción “Pretty Little Baby” (1962) se convirtió en un fenómeno viral en TikTok, capturando la atención de una nueva audiencia joven y renovando el interés en su obra más de seis décadas después de su apogeo. Este resurgimiento refleja la calidad atemporal de su música y su habilidad para conectar emocionalmente con oyentes de todas las edades.
Sin embargo, su vida personal estuvo marcada por numerosos desafíos y tragedias. En 1974, fue víctima de una agresión sexual en un motel en Long Island, un hecho que la afectó profundamente tanto a nivel físico como emocional. Años más tarde, en 1977, una cirugía nasal comprometió su capacidad vocal, lo que obligó a suspender temporalmente su carrera musical. En 1981, sufrió otro golpe devastador con el asesinato de su hermano George a manos de la mafia.
Además de estos eventos traumáticos, Connie Francis enfrentó serias dificultades de salud mental. En una entrevista concedida en 2011 al medio Village Voice, reveló que durante los años 80 fue internada en instituciones psiquiátricas en repetidas ocasiones: “Fui llevada a la fuerza a instituciones mentales unas 17 veces en 9 años y en 5 estados diferentes”. Durante mucho tiempo fue erróneamente diagnosticada con trastorno bipolar, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADD/ADHD) y otras condiciones. Posteriormente, descubrió que su padecimiento era en realidad un trastorno de estrés postraumático (TEPT), derivado de la cadena de tragedias que marcaron su existencia.
A pesar de todos estos obstáculos, Francis demostró una capacidad de resiliencia admirable. Su vida fue una mezcla compleja de fama, talento, dolor y redención. En 2027, durante una entrevista con la revista People, compartió una reflexión profunda sobre cómo deseaba ser recordada al final de su vida: “No tanto por mis altos, sino por mis momentos bajos que he superado… Espero haberlo hecho bien”.
La historia de Connie Francis no es solo la de una cantante exitosa, sino la de una mujer que, contra todo pronóstico, siguió adelante. Su legado no reside únicamente en los premios y los discos vendidos, sino también en el testimonio de su lucha personal, en su capacidad para levantarse ante la adversidad y en la inspiración que ha sido —y seguirá siendo— para artistas y mujeres en todo el mundo.
Hoy, miles de fanáticos en todo el mundo lloran su partida, pero celebran una vida que, pese a sus sombras, brilló con fuerza propia. Su música seguirá siendo un puente entre generaciones, y su historia un recordatorio de que el arte y la valentía pueden sobrevivir a cualquier tempestad.
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