se desarrolla en el tradicional corregimiento de Mamatoco, un espacio emblemático de Santa Marta, situado a las orillas del río Manzanares y bajo la sombra de los cerros tutelares de la Sierra Nevada. Este entorno, rico en historia y tradición, sirve de escenario para una historia que confronta la fe, el miedo y la resiliencia colectiva.
Todo comienza con una procesión dedicada a San Agatón, patrono del pueblo. Este evento religioso es el preámbulo a un cambio drástico en la vida de los habitantes. Es entonces cuando Bertha, una mujer conocedora de saberes ancestrales, lanza una advertencia basada en la lectura del café: vislumbra un futuro sombrío que anuncia la llegada de un hecho terrible. Su visión profética no tarda en circular por el pueblo, generando una ola de pánico y ansiedad.
La respuesta de los pobladores no se hace esperar. Convencidos de que algo terrible está por ocurrir, toman la extrema decisión de abandonar en masa el corregimiento. Incluso llegan a incendiar sus propias casas, en un acto simbólico destinado a expulsar los supuestos malos espíritus. La escena describe un éxodo colectivo que convierte a Mamatoco en un pueblo fantasma, envuelto en la desesperanza y la desolación.
En medio del vacío y la incertidumbre aparece una vendedora de bollos tres punta, quien al despertar un domingo de carnaval se topa con un pueblo completamente deshabitado. Con incredulidad y angustia, recorre las calles vacías ofreciendo sus productos, sin comprender del todo la magnitud del suceso que ha transformado su entorno cotidiano. Su reacción sirve como contrapunto humorístico y emotivo dentro de una historia cargada de simbolismo y tensión.
A través de esta historia, el grupo de teatro busca plantear una crítica a la forma en que las creencias populares pueden dominar el pensamiento colectivo y derivar en acciones irracionales. A pesar de que aparentemente “no estaba pasando nada”, la atmósfera de la obra transmite que mucho estaba ocurriendo internamente: una comunidad entera estaba siendo desintegrada por el miedo, por la sugestión y por la falta de herramientas para afrontar sus propios temores.
Este montaje teatral no solo entretiene, sino que invita al público a reflexionar sobre temas vigentes en muchas comunidades del Caribe colombiano: la desconexión institucional, el abandono social, la pérdida de memoria histórica y los riesgos del pensamiento colectivo no cuestionado. También resalta cómo la identidad cultural puede ser frágil cuando se ve amenazada por factores emocionales como el miedo o las supersticiones.
Con entrada libre, esta obra ofrece una oportunidad única para que los espectadores se conecten con una experiencia artística de alto nivel, con un fuerte mensaje sobre la importancia de preservar la memoria, afrontar los temores comunitarios y reconocer la riqueza simbólica de lugares como Mamatoco. En definitiva, ‘Algo muy grave va a suceder en este pueblo’ es mucho más que una representación teatral: es una mirada aguda sobre la psicología colectiva de una comunidad, sobre el poder de la palabra y sobre los peligros de creer ciegamente en lo que no se ve.
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