En los últimos días, se han difundido rumores alarmantes sobre el estado de salud de Phil Collins, exintegrante de la emblemática banda Genesis y destacado músico británico. Algunos medios aseguraban que el artista se encontraba en cuidados paliativos, al borde de la muerte. Sin embargo, estas especulaciones fueron desmentidas por su representante, quien informó a la revista TMZ que Collins simplemente había sido hospitalizado debido a una cirugía de rodilla y no por una situación crítica.
El origen de estos rumores se dio en un contexto sensible para el público, ya que recientemente se ha producido una cadena de fallecimientos de celebridades, lo que provocó temor entre los fanáticos del músico. A esto se suma el hecho de que la salud de Phil Collins ha estado bajo el escrutinio público desde hace varios años, especialmente tras una entrevista concedida a la revista MOJO, en la cual el propio artista reconoció su delicado estado físico y su falta de motivación para seguir creando música.
En esa entrevista, Collins fue tajante al declarar que se sentía «muy enfermo» y que ya no tenía interés en bajar al estudio de grabación. Aunque aclaró que en ocasiones piensa en componer, su cuerpo y estado emocional ya no le permiten comprometerse como antes. “He estado muy enfermo, la verdad”, dijo Collins, añadiendo que ya no tiene ganas ni energía para seguir produciendo como en sus años dorados.
Los problemas de salud que aquejan a Phil Collins no son nuevos ni se limitan a una única dolencia. El músico sufre múltiples complicaciones físicas, principalmente lesiones en las manos y rodillas, consecuencia de una intensa carrera de más de cuatro décadas tocando batería y realizando giras internacionales. Estas dificultades han sido abordadas con profundidad en el documental Phil Collins: Drummer First, en el que el artista detalla el deterioro físico que ha padecido y cómo eso lo ha obligado a alejarse de los escenarios.
Uno de los problemas más severos que enfrenta Collins es una enfermedad neurológica conocida como síndrome del pie caído, la cual afecta el control motriz del pie y dificulta la movilidad general. Esta condición, sumada al desgaste natural y al estrés físico acumulado a lo largo de su carrera, le ha impedido incluso permanecer de pie por largos periodos de tiempo o sostener unas baquetas.
El cantante expresó que, aunque ocasionalmente intenta tocar la batería, ya no se exige como antes. Si no se siente en condiciones, prefiere descansar. Con resignación, Collins manifestó que se siente como si ya hubiese “gastado sus millas aéreas”. Además, se ha sometido a varias cirugías en un intento por aliviar sus molestias, incluyendo una importante operación de cuello para corregir el daño postural producto de años de malas prácticas al tocar.
Pese a su retirada progresiva del mundo de la música, Phil Collins deja un legado imborrable no solo por su paso por Genesis y su carrera como solista, sino también por sus contribuciones al cine. Un ejemplo notable es su colaboración con Disney en la película Tarzán (1999), cuando fue convocado para componer la banda sonora por su habilidad rítmica y su estilo musical versátil. Esta etapa fue significativa en su carrera, pues permitió que una nueva generación conociera su talento.
Inspirado por los sonidos de la selva y tras estudiar el guion, Collins compuso exitosos temas como “Son of Man”, “Strangers Like Me” y “Trashin’ the Camp”, la mayoría nacidos de la improvisación. El tema principal, “You’ll Be in My Heart”, fue especialmente aclamado y recibió numerosos premios, entre ellos un Grammy, un Globo de Oro y un Oscar, consolidando su lugar como uno de los artistas más influyentes del panorama musical contemporáneo.
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