El cantante y compositor colombiano Maluma protagonizó un momento inesperado durante uno de sus conciertos en Ciudad de México, como parte de su gira internacional +Pretty +Dirty World Tour. El artista interrumpió su actuación para dirigirse directamente a una espectadora que había asistido con su hijo pequeño, un bebé de aproximadamente un año, y le reprochó lo que consideró una falta de responsabilidad por exponer al menor a un ambiente con altos niveles de ruido.

El episodio, que quedó registrado en video y rápidamente se viralizó en redes sociales, ocurrió mientras Maluma estaba interpretando su repertorio. El artista detuvo la música para dirigirse a la mujer, preguntándole primero por la edad del niño: «¿Cuánto tiene, un año?». Acto seguido, expresó su preocupación y desacuerdo con que un bebé asistiera a un evento de esas características, donde el volumen del sonido, según sus palabras, estaba “altísimo” y podía resultar perjudicial para la salud auditiva del menor.

Maluma señaló que el niño «no sabe ni qué está haciendo aquí» y recomendó a la madre que, de asistir en el futuro, al menos le protegiera los oídos con dispositivos adecuados. Durante su intervención, una parte importante del público aplaudió en señal de aprobación por el gesto del artista. Aunque aclaró que hablaba «con todo el cariño y respeto», no dejó de calificar la situación como un «acto de irresponsabilidad». Además, criticó que la madre estuviera “meneando al niño como si fuera un juguete”, lo que, a su juicio, evidenciaba la falta de conciencia sobre la incomodidad del menor.

Desde su propia experiencia personal como padre, Maluma explicó que nunca habría llevado a su hijo Paris a un concierto a tan corta edad, subrayando que ese tipo de entornos no son apropiados para bebés debido al volumen, la multitud y la posible sobreestimulación. Cerró su comentario con un llamado a la reflexión: «Para la próxima sea un poco más consciente, ¿vale?».

El concierto en cuestión forma parte de la gira +Pretty +Dirty World Tour, que inició el 15 de marzo en Barcelona, España, y que ha llevado al cantante por diversos países. La gira está prevista para finalizar el 16 de agosto en Guadalajara, México, y ha incluido presentaciones en varias ciudades importantes de América Latina y Europa.

El gesto de Maluma no es un caso aislado. En los últimos meses, varios artistas han interrumpido sus espectáculos para señalar comportamientos que consideraban inapropiados o irrespetuosos. Un ejemplo reciente es el del cantante Enrique Bunbury, quien este mismo verano, durante un concierto en Quito, Ecuador, detuvo su actuación para recriminar a un espectador que grababa continuamente con su teléfono móvil. Molesto por la situación, Bunbury se dirigió al público diciendo: «Ustedes perdonarán, pero es que este caballero lleva todo el puto concierto con la puta cámara grabando todo el puto concierto», en referencia al uso prolongado del dispositivo.

Este tipo de intervenciones dividen opiniones entre los asistentes y en redes sociales. Por un lado, hay quienes aplauden la actitud de los artistas, interpretándola como una defensa de la experiencia del espectáculo y del bienestar del público, especialmente cuando se trata de la seguridad o salud de personas vulnerables como niños. Por otro lado, hay quienes consideran que estos llamados de atención podrían abordarse en privado o de forma menos directa para evitar exponer públicamente a los implicados.

En el caso de Maluma, la mayoría de los comentarios en redes sociales tras el incidente fueron de apoyo, argumentando que tenía razón al advertir sobre los riesgos del alto volumen en los oídos de un bebé y al invitar a los padres a tomar medidas preventivas. Especialistas en salud auditiva han señalado que los conciertos pueden alcanzar niveles de ruido que superan con creces lo recomendado para cualquier persona, y que la exposición prolongada sin protección adecuada puede causar daños irreversibles, especialmente en niños pequeños, cuyo sistema auditivo es más sensible.

Este episodio refleja una tendencia creciente de artistas que utilizan su plataforma en vivo no solo para entretener, sino también para llamar la atención sobre comportamientos que perciben como riesgosos o irrespetuosos, contribuyendo así a abrir debates sobre el cuidado, la seguridad y las normas de convivencia en eventos masivos.