El periodismo nacional perdió a uno de sus periodistas más emblemáticos con el fallecimiento de Édgar García Ochoa, mas conocido en el gremio periodistico por su apodo cariñoso de ‘Flash’. Tenía 81 años y falleció en la Clínica General del Norte, luego de permanecer hospitalizado durante tres días. Su partida deja un vacío profundo en el ámbito de la crónica política y cultural, donde se destacó por un estilo directo, una gran capacidad para conectar con la gente y una cercanía particular con figuras del entretenimiento tanto nacional como internacional.
Nacido en Sincelejo, García Ochoa construyó una trayectoria periodística que lo convirtió en una figura respetada y reconocida. A lo largo de su carrera tuvo la oportunidad de entrevistar, convivir y entablar amistad con personalidades artísticas de gran renombre, como Julio Iglesias, Enrique Iglesias, Rudy La Scala, Vicky, Nelson Ned, Indira Serrano y Cantinflas. No obstante, uno de sus mayores orgullos fue haber participado en los inicios de la carrera de Shakira, a quien apoyó e impulsó desde que ella tenía apenas siete años.
Esa etapa de su vida quedó documentada en su último libro, Mis recuerdos con Shakira, una obra de 235 páginas en la que relató con detalle anécdotas, vivencias y momentos compartidos con la cantante barranquillera. Este libro se convirtió en una pieza valiosa no solo por su contenido personal, sino también como testimonio del impacto que García Ochoa tuvo en el desarrollo de talentos colombianos.
Su versatilidad como comunicador fue notable: fue hombre de radio, cronista cultural y redactor incansable, siempre comprometido con registrar y narrar la realidad desde una perspectiva honesta y vivaz. Entre sus publicaciones destaca también Antes que se me olvide, un libro de memorias en el que dejó plasmada su forma particular de ver la vida, el periodismo y las personas que conoció a lo largo del camino.
En el plano personal, García Ochoa vivió una relación de amor y compañía durante 19 años con Lourdes Marino, quien falleció en 2014 a causa de un cáncer. La pérdida de su compañera marcó profundamente sus últimos años. Desde entonces residía en una amplia casa en el barrio Recreo, donde cultivó una vida tranquila en compañía de tres gatos y varias palomas. Rodeado de sus animales y del recuerdo de su pareja, encontraba momentos de paz entre el silencio y las memorias.
El periodista también tuvo una hija en San Andrés, quien le dio la alegría de convertirse en abuelo de tres nietos. Esa faceta familiar complementaba su identidad pública, aportándole un sentido de pertenencia y afecto que se reflejaba en su trato cercano con las personas.
Su muerte ocurrió en un contexto de luto más amplio para el periodismo local, pues coincidió con el fallecimiento, apenas unas horas antes, de Bertha Benedetti de Carbonell. Benedetti fue una figura emblemática, reconocida por la creación y dirección del programa Fútbol solo fútbol, y su partida sumó pesar en la comunidad periodística, que vio irse a dos referentes en un corto lapso.
El legado de Édgar García Ochoa trasciende el registro de noticias. Su trabajo y sus libros son memoria viva de la cultura regional y del papel que juegan los periodistas como narradores, promotores y guardianes de la identidad. Para colegas, amigos y lectores, ‘Flash’ no solo fue un reportero que cubría hechos, sino un puente entre el público y el mundo del arte, la música y la política, siempre con una voz única que supo ganarse el respeto de todos.
Su ausencia deja un vacío difícil de llenar, pero su estilo y su dedicación seguirán presentes en las páginas que escribió, las historias que contó y los recuerdos que inspiró en quienes lo conocieron y leyeron.
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