El rapero estadounidense Sean Kingston, reconocido mundialmente por éxitos como “Beautiful Girl” y “Eenie Meenie” junto a Justin Bieber, fue sentenciado a tres años y medio de prisión tras ser declarado culpable de fraude organizado y hurto mayor. El caso, que también involucra a su madre, Janice Turner, de 63 años, fue seguido de cerca por la prensa estadounidense y generó gran repercusión al revelar un esquema fraudulento que afectó a múltiples empresas en Estados Unidos.
Según lo informado por NBC News y CBS News, Kingston y su madre lograron defraudar a distintas compañías por un monto superior a un millón de dólares. El modus operandi consistía en adquirir artículos de lujo —entre ellos relojes, joyas y un televisor de gran valor— utilizando transferencias electrónicas falsas. Para ejecutar la estafa, presentaban recibos bancarios falsificados como comprobantes de pago, haciendo creer a los vendedores que el dinero llegaría en los días siguientes, lo cual nunca ocurría.
La justicia estadounidense determinó que este esquema, repetido en varias ocasiones, constituyó un fraude organizado y un hurto mayor de gran magnitud. En consecuencia, mientras Kingston recibió una condena de tres años y medio de prisión, su madre fue sentenciada a cinco años de prisión federal, seguidos de tres años de libertad condicional, lo que refleja la gravedad de su implicación en el delito.
Durante el proceso judicial, la defensa del rapero estuvo a cargo de la abogada Zeljka Bozanic, quien intentó contextualizar la conducta del artista en su historia personal. Bozanic argumentó que Kingston, de 35 años, no contó con modelos a seguir en su infancia y juventud, debido a que su madre estuvo encarcelada en años clave de su vida y carrera. Esto, según la defensa, habría incidido en sus decisiones equivocadas. La abogada también destacó que, en la mayoría de los casos, las empresas afectadas habrían sido reembolsadas, aunque esto no evitó la sentencia en su contra.
La condena representa un duro golpe para la imagen pública de Sean Kingston, un artista que alcanzó fama mundial a finales de la década de 2000 y principios de 2010 con canciones que lo llevaron a los primeros lugares de las listas internacionales. Sin embargo, en los últimos años, su carrera había tenido altibajos y estaba más asociada a problemas legales y financieros que a logros musicales.
El caso también pone de relieve cómo las estafas electrónicas y fraudes con comprobantes bancarios falsos se han convertido en un delito recurrente en el ámbito comercial, incluso en transacciones de alto valor. En este sentido, el proceso judicial buscó sentar un precedente respecto a la gravedad de estas prácticas.
En conclusión, la condena de Sean Kingston y su madre no solo cierra un capítulo judicial sobre fraude electrónico, sino que también marca un quiebre en la trayectoria de un artista que en su momento representó una de las voces más prometedoras del pop y el R&B juvenil. Madre e hijo ahora deberán enfrentar las consecuencias de un plan delictivo que terminó por sepultar la imagen de éxito que alguna vez proyectaron.
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