El mundo del cine se viste de luto tras confirmarse el fallecimiento del legendario actor y director Robert Redford, quien murió a los 89 años en su casa de Utah. La noticia fue difundida por el periódico The New York Times, que citó un comunicado oficial emitido por su representante, Cindi Berger. Según lo informado, el deceso se produjo mientras dormía, y aunque no se especificó una causa concreta, se recalcó que ocurrió de manera tranquila.

Robert Redford fue uno de los rostros más emblemáticos de Hollywood durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. Su sola presencia en pantalla tenía la capacidad de generar magnetismo, consolidándolo como uno de esos intérpretes capaces de dejar huella en cada proyecto. Su carrera se caracterizó no solo por su atractivo físico y carisma, sino también por la profundidad que supo imprimir a sus personajes.

Entre sus papeles más recordados destacan los que protagonizó en clásicos inmortales de la historia del cine. En El golpe (1973), dirigida por George Roy Hill, compartió créditos con Paul Newman, formando una de las duplas más icónicas del séptimo arte. Juntos recrearon el mundo de los timadores en una cinta que se convirtió en referente de las películas de estafas y engaños, con un guion y una puesta en escena que aún hoy son estudiados en escuelas de cine.

Otro de sus grandes aportes a la cinematografía fue su participación en Todos los hombres del presidente (1976), en la que encarnó a Bob Woodward, uno de los periodistas que destapó el escándalo Watergate. La película, dirigida por Alan J. Pakula, no solo consolidó la reputación de Redford como actor comprometido con historias de peso social y político, sino que también elevó su estatus en la industria, al combinar entretenimiento con crítica política y periodística.

Uno de los momentos más icónicos de su carrera se dio en Memorias de África (1985), dirigida por Sidney Pollack. Allí, Redford interpretó a Denys Finch Hatton, un aventurero que mantiene un romance con Karen Blixen, interpretada por Meryl Streep. La química entre ambos actores quedó inmortalizada en una de las escenas más recordadas del cine romántico: el instante en que su personaje lava el cabello de Streep en plena sabana africana. Esta secuencia se convirtió en un símbolo de la ternura y el magnetismo del actor, dejando grabado en la memoria colectiva un gesto cargado de intimidad y delicadeza.

Además de su brillante faceta como actor, Redford destacó como director y productor, fundando el Festival de Cine de Sundance, uno de los más prestigiosos del mundo en el ámbito del cine independiente. Con ello, abrió una plataforma de visibilidad para nuevas generaciones de cineastas, marcando un antes y un después en la industria.

El fallecimiento de Robert Redford deja un vacío difícil de llenar en la historia del cine. Su legado abarca no solo películas inolvidables y personajes icónicos, sino también su aporte a la promoción del talento emergente. Fue, en definitiva, una de esas figuras que hicieron vibrar la pantalla y que permanecen vivas en la memoria cultural.

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