El uso cotidiano de los teléfonos móviles ha consolidado prácticas que, aunque parecen inofensivas, tienen efectos importantes en la vida útil de los dispositivos. Una de las más comunes es dejar el celular enchufado durante toda la noche para despertarse con la batería cargada al 100%. Si bien resulta cómodo y asegura autonomía durante el día, investigaciones científicas advierten que este hábito puede reducir de manera significativa la durabilidad de las baterías de ion-litio, que son las que emplea la mayoría de los dispositivos actuales.
El problema principal se encuentra en el estrés químico al que se somete la batería cuando permanece al máximo de carga de forma prolongada. Este tipo de baterías está diseñado para funcionar en rangos intermedios de energía, no para permanecer de manera constante en los extremos de carga o descarga. Mantener el 100% de capacidad por varias horas genera un esfuerzo innecesario que acelera el desgaste de las celdas internas.
El físico David Mackay, exdirector científico de Carbon Trust y profesor de la Universidad de Cambridge, explicó que tanto las cargas completas como las descargas totales ponen a las baterías en condiciones críticas que aceleran su deterioro. El litio, elemento central en su composición, sufre más en estos extremos, y esto se traduce en una pérdida de eficiencia más rápida. Según sus estimaciones, mantener el celular siempre al 100% podría reducir su capacidad en un 10 a 15% más rápido que si se limitara la carga, por ejemplo, hasta un 90%. Esto, a largo plazo, implica que el dispositivo pierde autonomía, obliga a recargar con mayor frecuencia y, finalmente, genera la necesidad de cambiar la batería antes de lo esperado.
La solución no se encuentra en evitar cargar el celular, sino en hacerlo de manera inteligente y dentro de rangos saludables para la batería. Los especialistas recomiendan mantener el nivel de carga entre el 20% y el 80%. Esto significa que no conviene esperar a que el celular se descargue por completo ni mantenerlo demasiado tiempo conectado una vez que ha alcanzado su capacidad máxima. Este rango medio minimiza el estrés químico y preserva mejor los componentes internos.
En la actualidad, varios fabricantes de teléfonos inteligentes han incorporado funciones que facilitan este manejo. Algunos dispositivos notifican al usuario cuando el nivel de energía baja del 20% o cuando llega a un límite máximo cercano al 80% u 85%. Otros modelos incluyen un sistema de carga optimizada, que interrumpe el proceso automáticamente al alcanzar este umbral, retomándolo únicamente cuando es necesario para mantener la batería estable. Estas funciones se han convertido en una herramienta fundamental para prolongar la vida útil del celular sin exigir atención constante por parte del usuario.
Modificar los hábitos de carga puede parecer un detalle menor, pero constituye una estrategia eficaz para maximizar el rendimiento y la durabilidad de los dispositivos móviles. Entender que las baterías no son eternas, pero que pueden mantenerse en buen estado por más tiempo con prácticas responsables, es clave para aprovechar mejor la tecnología y evitar gastos innecesarios en reemplazos prematuros.
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