Edwin ‘Guayacán’ Madera, reconocido mánager general y propietario de la icónica organización La Troja, falleció este lunes en la Clínica del Caribe de Barranquilla a los 68 años, dejando un legado invaluable para la cultura musical de la ciudad. Nacido en Cereté (Córdoba), Edwin se trasladó a temprana edad a Barranquilla, donde, con el apoyo de su madre, Zunilda Velásquez de Madera, consolidó uno de los espacios más representativos de la salsa y de la vida nocturna barranquillera.
Su historia comenzó en 1966, cuando dio los primeros pasos de su negocio en la carrera 46, frente al parque Tomás Surí Salcedo, un punto emblemático del norte de la ciudad. Desde sus inicios, La Troja no fue solo un lugar para escuchar salsa, sino un centro de encuentro cultural, un espacio donde confluyeron generaciones de melómanos, artistas y amantes de la música del Caribe. Madera siempre tuvo una visión clara: promover la música como una expresión de identidad, alegría y resistencia popular.
Con el paso de los años, La Troja se consolidó como una institución de la vida barranquillera. En 1996, Edwin trasladó el establecimiento a su actual ubicación, en la carrera 74 con calle 44, donde el sitio alcanzó su máximo esplendor. Bajo su dirección, La Troja se convirtió en un símbolo vivo de la cultura caribeña, un referente obligado para quienes visitan Barranquilla y desean conocer su esencia festiva.
El reconocimiento de este legado no tardó en llegar. Gracias al empeño de Madera, La Troja fue declarada Patrimonio Cultural y Musical de Barranquilla, un título que resalta su papel fundamental en la promoción de la salsa y en la preservación del espíritu alegre y comunitario de la ciudad. En sus paredes y pistas de baile se han escrito innumerables historias de amistad, música y tradición, convirtiéndose en una verdadera escuela de vida y ritmo para varias generaciones.
Edwin Madera no solo fue un empresario exitoso, sino también un promotor incansable de nuevos talentos. Su apoyo a las jóvenes generaciones de músicos locales fue constante, brindándoles espacios y oportunidades para mostrar su arte. Gracias a su gestión, muchos artistas barranquilleros pudieron proyectarse y consolidar sus carreras dentro y fuera del país.
Su partida deja un profundo vacío entre los seguidores de la salsa, los artistas que encontraron en él un aliado y los ciudadanos que consideraban La Troja como una extensión de su hogar. La noticia de su fallecimiento ha causado gran conmoción en la comunidad cultural y musical del Caribe colombiano, que reconoce en Edwin ‘Guayacán’ Madera a un verdadero embajador de la música popular y un símbolo de la alegría barranquillera.
Las ceremonias de velación y exequias serán informadas próximamente, una vez se realicen los trámites pertinentes. Entretanto, Barranquilla despide a uno de sus más grandes gestores culturales, cuyo legado perdurará en cada nota de salsa que suene en La Troja y en el corazón de quienes disfrutaron de su pasión por la música.











