Por: Cruz Escorcia.
Ser Reina del carnaval de Barranquilla era el mayor deseo de Carolina Segebre Abudinén, una bella joven barranquillera de 21 años, la primogénita del hogar formado por José Antonio Segebre y Patricia Abudinén. Le siguen dos hermanos: Abraham y José Antonio. Al llegar al mundo un 3 de febrero, en pleno Carnaval, nació con ella ese espíritu carnavalero que le acompaña y seguirá con ella por siempre.
Ser la única hembra de este maravilloso hogar la convirtió en una niña encantadora. Más adelante se volvió una joven emprendedora, amante del trabajo social, dedicada a sus estudios y a la cultura carnavalera con una base familiar bien arraigada llena de valores éticos y morales. En esa vida tan familiar, los domingos de su infancia eran de paseos en compañía de su padre a Galapa con los artesanos y artistas del carnaval.
Con ellos tuvo su primer encuentro con la cultura y el folclor. Esos encuentros se clavaron en su sentir y recuerda perfectamente cuando llegaba a la casa de José Llanos, el hacedor de máscaras de carnaval. Ese fue su primer contacto directo con las raíces de la tradición y cultura carnavalera. Ahí se vistió por primera vez a los 3 años. Su tía Erika fue el artífice de ese primer vestido que despertó a la cambambera que llevaba por dentro. De ahí para adelante comenzó el largo camino que la lleva a ser la embajadora de la alegría de toda una ciudad, donde llegó a ser Reina de los Carnavales de su colegio y siempre entraba en cuanta presentación había. No podía parar, quería seguir y seguir. ¿Hasta dónde? No sabía porque a su corta edad no podía definir, lo que sí tenía claro era el gusto por el baile y los Carnavales que esperaba cada año con ansias.
El sentimiento, la alegría y amar el Carnaval se le incrustó en el alma de tal forma que iba aflorando el deseo de ser Reina. Ese camino que emprendió en su niñez la fue llevando hacia el deseo de presidir las fiestas más grandes de Colombia aun sin saberlo a plenitud. Al cumplir los 14 años conoció a Hilton Escobar y a la Banda Departamental de Baranoa, en esta Banda fue recibida con mucho cariño y su carisma encantó a todos. Después de conocer a la Banda, cada domingo las salidas con su padre terminaban en Baranoa y se iba sumergiendo en ese mundo de fantasía, baile, alegría y color participando en la Guacherna con la comparsa Marimondas de Joselito, perteneciendo a la junta directiva del Garabato del Country y siendo capitana de la Banda de Baranoa con la que desfilaba en la Batalla de Flores y en las presentaciones de la misma por Colombia y el mundo.
“El estar en la Banda fue mi fuente de inspiración para amar cada día nuestras fiestas, desde ahí empezó mi verdadera pasión por la música y el carnaval”, nos comentó emocionada a los pocos días de su nombramiento. La Banda hizo que su sueño de ser Reina del Carnaval tomara más fuerza.
Llega el año 2013. Como siempre ella participando activamente en el carnaval. En medio de la Batalla de Flores, estando vestida de mariposa y acompañada por 1000 mujeres emprendedoras y su Banda de Baranoa, decidió que ella tenía que trabajar por ese sueño. Ya lo tenía claro, decidido y no cejaría en su empeño hasta verlo cristalizado. Lo primero era comunicarle a sus padres de su deseo. Al principio ellos no estaban de acuerdo, le insistían que ser Reina era una responsabilidad muy grande y que debía prepararse.
Carolina no lo pensó mucho y se embarcó en la nave para llegar a ser Reina del Carnaval y, a continuación, decidió conocer las raíces de las fiestas y para ello realizó el diplomado del Carnaval Arte, Desarrollo y Patrimonio en la Universidad del Norte. Casi que a diario recibía clases de baile con Daniela Donado, Pedro García y Pedro Díaz. “Poco a poco fui demostrándoles que era mi sueño y que estaba lista para ser la embajadora de nuestro Carnaval”, manifestó con cierta picardía y orgullo.
En el diplomado sus compañeros de clase, al conocer su sentir, le animaban dándola por reina del carnaval 2018, cosa que no sería fácil, pues le tocó competir con Valeria Abuchaibe y, a pesar de realizar una excelente campaña, no alcanzó su tan anhelado sueño y Valeria fue la que presidió los carnavales de ese año. Esto, en vez de amilanarla, la llenó de fuerza, ganas, lucha, como toda mujer emprendedora a la que ningún reto le queda pequeño y decidió continuar trabajando por su sueño que no se dio en ese año y pensó: “Mejor, así tengo un año para seguir preparándome y poder llegar con más experiencia”.
Ella no perdía oportunidad de ir armando las bases de su sueño. En consecuencia su proyecto de grado del diplomado fue “LA RUTA DE LA ALEGRÍA” cuyo objetivo era llevar el Carnaval de Barranquilla a cada rincón de la ciudad y del departamento del Atlántico. El proyecto fue premiado en el diplomado y se constituyó en uno de los que se pondrían en marcha en el próximo Carnaval 2019. Con esto sus padres dieron su aprobación para que fuese la Reina de los barranquilleros.
La mañana del viernes 24 de agosto marcó una gran diferencia en la vida de Carolina: ansiosa esperaba la llamada que debía hacerle alcalde de la ciudad, Alejandro Char, para comunicarle de manera oficial su nombramiento como Reina del Carnaval 2019. La ansiedad la consumía. “¿Será cierto? ¿Podré lograrlo?”, pensaba mientras en compañía de sus padres esperaba.
Los minutos que transcurrían se le hicieron eternos. Sonó el celular y al responder escuchó la voz del mandatario anunciándole su nombramiento después de una apretada reunión con la directiva de Carnaval S.A.S acompañado por el secretario de Cultura de la ciudad.
Casi se le sale el corazón del pecho. Su sueño empezaba a ser una realidad. Valió la pena el trabajar para conseguirlo.
Terminaron de arreglarla y ella muy elegante, vestida de cumbiambera, tuvo su encuentro con la prensa especializada para entregar sus impresiones y realizar su primer baile con el grupo de millo que le esperaba en la sala de su casa. Mientras bailaba le parecía estar levitando, se sentía entre nubes, su agradable sonrisa y sencillez captó de inmediato la atención y aprecio de los periodistas.
Foto: Zamara Arias Rodríguez.
¡Qué bien! ¿Ya era la Reina y ahora qué? Le tocó el carnaval más largo de los últimos cinco años con 46 días de pre-carnaval, tiempo suficiente en el cual se puede hacer todo lo que ella deseaba. Muchas cosas por hacer, escoger la imagen que la representara por la cual identificaran su carnaval, una imagen que representara toda su alegría, desarrollar su proyecto de grado, crear actividades para el pueblo, realizar el video, escoger la canción, al maquillador, diseñador, fotógrafo, atender a la prensa, hacer todo lo que tenía en su cabeza que había guardado para ese momento, entrevistarse con la directora del Carnaval S.A.S, Carla Celia, escuchar consejos, ideas de todos y mil cosas más.
Pero, ¿por dónde empezar? Ella quería un Carnaval para que el pueblo lo gozara, ella quería ser recordada por su alegría innata, alegría que deseaba transmitirle a todos los Curramberos. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo complacer a toda una ciudad y además disfrutar de su reinado? En momento, en solo un minuto su mundo cambió, pero cambió para darle la oportunidad de realizar ese anhelo y cumplirle a la ciudad, a su familia y lo más importante, cumplirse a ella misma. Sí, porque ese era su sueño, el sueño de Carolina Segebre y de nadie más. “Un sueño luchado y es por eso que estoy aquí como la representante del carnaval de Barranquilla”, como dijo con el deleite de haberlo alcanzado.
Desde entonces empiezó a armar el rompecabezas que en ese momento era su carnaval y fue cuando se entera de los 100 años del natalicio de Esthercita Forero, la compositora barranquillera. De inmediato se reúne con su padre, con Carlos Sojo y un grupo de amigos para investigar todo lo referente a Esthercita, su historia y sobretodo sus canciones. En esas consultas se dio cuenta que una de sus canciones se titulaba “EL CAMBAMBERO”, letra que describe claramente cómo es el propio barranquillero. “El que se pone su camisa colorá pa’ bailar en el carnaval con mochila y sombrero… el que siempre va pa’ lante sin parar”.
Foto: Zamara Arias Rodríguez.
Los versos de esta canción inspiran a Carolina para exaltar a todos esos recocheros y carnavaleros que están en los barrios, esa fuerza anónima que trabaja por el goce de su cuadra haciendo que el carnaval sea disfrutado por sus vecinos. “Lo tengo”, dijo entusiasmada, “nombraré a los cambamberos y cambamberas de la ciudad”. Pero… ¿Cómo saber quiénes son? ¿Cómo hacer para que las personas conocieran esta actividad y llegar a visitarlos? Esa era la mayor complicación, encontrar la forma de convocarlos y poder compartir un rato con ellos. En este momento sus ojos brillaron como si estuviese viviendo esos instantes de incertidumbre y con su alegría característica nos manifestó: “Encontramos la mejor manera y fue a través de mi página web, así ellos me contaban sus historias y a los más recocheros los visitaba de una”. Carolina llegó a nombrar 150 de estos personajes cambamberos y cambamberas por toda la ciudad.
Ella era un huracán que mantenía sus ideas y luchaba por que se las hicieran realidad. No estaba de espaldas a todos los procesos de su reinado, ella estaba al frente del mismo, era la protagonista que escribe su propia historia y vaya que se le cumplían sus deseos. Basta ver como realizó la escogencia de su imagen que puso en aprietos a los creativos para entregarles toda la alegría de la reina plasmada en un dibujo. En cuanto al video nos dijo: “Mi video oficial ‘Pura Alegría’, la canción dan ganas de bailar; tal vez los días de grabación fueron un poco agotadores, fueron dos días desde las 5:00 am hasta la tarde grabando con los artistas y hacedores del carnaval pero al final todo quedó muy bien”.
Foto: Zamara Arias Rodríguez.
Comienza a ejercer como Reina y con esto llegan los acompañamientos a los ensayos de los grupos folclóricos, las 130 izadas de bandera, la escogencia de los cambamberos, coronando a 40 jovencitas en el Reinado Popular, ensayos para la Lectura del Bando y la coronación. Parecía que su frágil figura no aguantaría el trabajo de Reina que estaba teniendo. En medio de todo ese maremágnum de compromisos, Carolina deseaba marcar diferencia y se propuso hacer un solo carnaval en toda la ciudad, acabar con la invisible línea que separaba a la Vía 40 con la carrera 44 y el resto del departamento del Atlántico. Debía dar los pasos correspondientes para acabar con esa separación. Es así cuando se conoce el nombramiento de la Reina de la 44. Se reunieron naciendo de inmediato una amistad.
Para dar a conocer que ya no existían reparos entre las dos Reinas realizaron un evento en el sitio carnavalero por excelencia el estadero La Troja, crearon un baile juntas. Esto fue algo nunca visto y los barranquilleros disfrutaron viendo a sus dos Reinas unidas. Con la Reina del Atlántico sucedió algo parecido. Al conocerse la empatía fue mutua y compartieron muchos eventos en los municipios como el reinado del Millo en Juan de Acosta y en varias novenas de navidad en diciembre con ella formó un excelente equipo.
Carolina Segebre tuvo la aceptación de Barranquilla. En la Lectura del Bando demostró sus dotes de bailarina, su puesta en escena fue espectacular quedando la ciudad enamorada de su Reina. Continuó con la Guacherna donde le hizo el homenaje a Esthercita Forero y salió vestida como la protagonista de una de sus canciones llamada “Volvió Juanita”. La Reina salió con su maleta no cargada de lejanías sino de alegría, de emociones, de Carnaval. Ella se gozó su Guacherna, era su contacto directo con su pueblo currambero que no se cansó de vitorearla y aplaudirla por toda la carrera 44. Si alguna duda tenía ella de la aceptación del pueblo, esa noche quedó despejada, la arenosa estaba a sus pies: un logro que le emocionaba por completo.
Foto: Zamara Arias Rodríguez.
Y llegó el acto más esperado por Carolina, el show de su coronación. “Esa semana fue muy dura, estaba tomando antibióticos tenía gripa y fiebre, pero eso nunca me impidió cumplir con mis obligaciones y eventos programados”, nos manifiestó. Luchó hasta con su organismo que resentía el duro y pesado trabajo de ser Reina del Carnaval y como siempre ella no se dejaba, seguía derecho para alcanzar la meta. Fuimos testigo de su quebranto de salud. En la noche de coronación vimos cómo el equipo médico corrió a reanimarla. El esfuerzo fue enorme, esfuerzo que no vio el público. Los asistentes vieron a una Reina esplendorosa, bailando todos los ritmos propios del Carnaval en un show inolvidable que les brindó el mejor espectáculo de coronación. La Batalla de Flores, la Gran Parada de Tradición y de Fantasía reafirmó lo que ya se veía el amor incondicional de Barranquilla hacia su Reina, no hubo una queja, ni siquiera un asomo de arrepentimiento por la labor entregada, nunca mostró cansancio o desgano. Siempre activa, alegre, sonriente y feliz.
El carnaval 2019 se caracterizó por tener una mujer guerrera, cargada de pura alegría, una mujer que dejó en cada acto público que presidió su alma, llegando a barrios nunca visitados por otra Reina como lo fue el barrio Rebolo, bailando por sus calles y animando a sus habitantes, quienes no daban crédito a lo que estaban viendo: la Reina caminando sus vías y danzando con ellos.
A nuestra pregunta sobre los inconvenientes que se le pudo presentar en la realización de todas las actividades nos respondió: “Pienso que cuando uno hace las cosas con cariño ningún inconveniente es impedimento para hacerlo. Gracias a Dios la “Ruta de la Alegría” ha sido todo un éxito llegando a 110 sectores de la ciudad, me emociona ver que ha sido bien acogida por los barranquilleros”, con la satisfacción de quien ha realizado muy bien la labor encomendada.
El Carnaval de Carolina fue el Carnaval de la alegría, de cara al río Magdalena donde recibió su decreto oficial, fue la novia de incondicional de Barranquilla, llevó el Carnaval de Barranquilla al mundo; estuvo en el desfile de la Hispanidad en New York, acompañó las celebraciones de Carnaval de barranquilleros por Colombia en Bogotá, Miami y New Jersey.
Fueron inolvidables e invaluables los momentos vividos por Carolina en la consecución de su sueño, pero para ella “lo más valioso de todo esto ha sido el contacto con la gente el sentir del barranquillero por nuestro carnaval es indescriptible”.
Carolina Segebre, Reina del Carnaval, vibró al son de una flauta e millo, al golpe de la tambora, al sonido del guache, al ritmo del llamador, danzó con los congos, las farotas, el paloteo, las cumbiambas, alcanzó el éxtasis al ritmo frenético del Mapalé, el son de negros, que se vistió como todos ellos llevando cada vestuario con el respeto y honor que cada uno se merece.
Hoy, cuando ya ha pasado todo, solo nos resta decirle a esta gran barranquillera GRACIAS por darnos un gran Carnaval.
Cruz Escorcia, Periodista Cultural