Por: Redacción.

Una de las estrategias más efectivas para conservar la riqueza natural de un país son las áreas protegidas. Así lo ha entendido Colombia y en las últimas dos décadas ha dado pasos importantes en la creación y ampliación de estas zonas. Hoy, el 15% de nuestro territorio corresponde a estas áreas de conservación que – en distintas categorías- integran el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap). Sin embargo, aún hay muchos desafíos pendientes: asegurar la financiación de estas zonas, así como su manejo efectivo, y mejorar las condiciones de las personas que viven allí.

Precisamente, este es el objetivo de la nueva política del Sinap 2020-2030 que se viene adelantando desde mayo junto con las comunidades locales, académicos, investigadores, representantes del gobierno y del sector privado con el fin de integrar todos los puntos de vista y a todos los actores que, de alguna manera, se ven beneficiados gracias a las áreas protegidas.

La construcción de esta política se completará a través de cinco etapas: aprestamiento, diagnóstico, conceptualización, construcción y aprobación. Las dos primeras ya se cumplieron con una serie de talleres en siete ciudades (Quibdó, Bogotá, Cali, Medellín, Yopal, Santa Marta y Bucaramanga) que buscaban recoger, sistematizar y evaluar la información disponible.

Para la próxima década es muy importante mantener los buenos resultados del ejercicio realizado en 2010 cuando se creó el inventario oficial y se logró un incremento significativo de estas áreas en el país, pero, sobre todo, es necesario “mejorar la efectividad del manejo, enfocándose en la gobernanza y en prevenir y resolver los conflictos socioambientales por el uso y la tenencia de la tierra”, tal como lo asegura Constanza Atuesta, coordinadora del proceso.

Este es uno de los puntos definitivos de la nueva política que, además, debe ser capaz de cambiar el hecho de que no exista información catastral en el 80% de las áreas de Parques Nacionales Naturales (PNN), como lo asegura Constanza. Además, es necesario determinar con exactitud cuánto dinero falta para cubrir las necesidades de manejo efectivo de estas áreas.

Como lo asegura Mary Lou Higgins, directora de WWF-Colombia, en esta nueva política para el SINAP es importante recordar que conservar implica uso sostenible y preservación. Esta es “una oportunidad de repensar los territorios y las iniciativas en una forma complementaria; y cómo cada actor de las áreas protegidas contribuye a reducir los conflictos socio-ambientales”.

Los resultados se verán con el tiempo. Algunos indicadores que permitirían medir su éxito serán: la inclusión de ecosistemas esenciales -como la Serranía de San Lucas en Bolívar o las selvas transicionales de Cumaribo en el Vichada- en el SINAP; incrementar en un 15% más la representatividad del Sinap durante los próximos cuatro años y pasar de un índice de conectividad actual de un 42% a un 70%.

TOMADO DE: wwf.org.co

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