Por: María Alejandra Barrios
Redacción Sociales

Durante un recorrido por la tradicional y recién restaurada Casa Catinchi, ubicada en la Plaza de la Paz, la secretaria de Infraestructura de la Gobernación del Atlántico, Nury Logreira, le abrió las puertas a Diario LA LIBERTAD para narrar las historias y maravillas que cuenta cada rincón de la inigualable infraestructura que desde hoy se convierte en la vitrina del departamento a nivel cultural y administrativo del departamento.

Paredes que narran historias

Esta casa de estilo neoclásico francés, ubicada en el que a principios del siglo 20 era el barrio Las Quintas (favorito en esa época de la alta sociedad barranquillera), perteneció originalmente a la familia Marino. Años después fue adquirida por la familia Catinchi, migrantes provenientes de Puerto Rico durante su movimiento independentista, y de ahí el nombre con el que la conocemos hoy en día.

Luego de que esta familia la vendiera, “La Casa Catinchi” estuvo destinada a fines comerciales hasta que, poco a poco, se fue deteriorando, hasta quedar casi que en ruinas y en un completo abandono. Así fue hasta que, a finales de 2017, fue incluida en un listado de 15 inmuebles que cumplían con los criterios de valoración para poder ser declarados “patrimonio arquitectónico de Barranquilla”. Esto por ser una de las casas más representativas de la arquitectura propia de la época republicana, resultado de las migraciones francesas que entraron a través del Muelle de Puerto Colombia.

Sin embargo, en lugar de ser declarada patrimonio arquitectónico ‘La Casa Catinchi’ obtuvo la licencia de demolición. Y justo cuando todo indicaba que este inmueble desaparecería para siempre, la Gobernación del Atlántico la compró, la restauró y la recuperó como parte del proyecto de la Plaza de la Paz.

Hoy, ‘La Casa Catinchi’ es considerada el corazón del Atlántico en Barranquilla y simboliza el esfuerzo de la Gobernación del Atlántico para mantener vivas las tradiciones y nuestro patrimonio cultural, todo aquello que construye nuestra identidad.

La casa de la Gobernadora del Atlántico

Luego de su restauración, durante la pasada administración, este espacio fue utilizado de manera comercial, sin embargo, y por petición de los ciudadanos, se vio la necesidad de institucionalizarla y convertirla en una oficina de la Gobernación para ser aquel epicentro cultural y un espacio de encuentro administrativo con demás entidades nacionales e internacionales.

Este despacho cuenta con recepción, vitrina artesanal interactiva, dos oficinas y una sala espaciosa para encuentros grandes donde se puedan realizar almuerzos o reuniones.

“Este sería el espacio perfecto para recibir a grandes personalidades como lo fue recientemente la visita del rey Felipe VI. Nosotros como administración le estregamos las llaves de la casa a presidencia para que ambas entidades pudieran vivir una experiencia inolvidable en este despacho”, compartió la secretaria Logreira.

El detalle mágico de los artesanos

Al abrir las puertas de esta magistral arquitectónica, los artesanos del Atlántico se roban el protagónico de esta nueva oficina, quienes fueron los encargados de embelesar cada detalle de la casa teniendo presente el estilo neoclásico y las historias mismas del territorio atlanticense.

Con piezas hechas a mano, más de 200 artesanos de Galapa, Suan, Usiacurí, Ponedera, Luruaco y Puerto Colombia, participaron en la elaboración de los productos como: tapetes, lámparas, sillas, jarrones y muebles, al mismo tiempo que ofrecieron toda una galería completa de elementos significativos de provenientes de cada uno de los municipios.

“Es una casa muy elegante pero con toques muy artesanales donde se podrán recibir grandes personalidades, quienes además podrán compartir experiencia sobre el talento local que existe en el departamento”, resaltó la secretaria.

Durante la visita del rey de España, de manera simbólica se le hizo la entrega de una garza real, tallada en madera naufraga por el maestro Ángel Paternina de Puerto Colombia.

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