Por: Redacción
La situación mundial de las enfermedades cardiovasculares (ECV) es un tema de primordial atención en países en vía de desarrollo. No por nada, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sostiene que, por esta causa, más de las tres cuartas partes de las muertes relacionadas con las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares ocurren en países de ingresos medios y bajos.
Es importante decir, que para medir la trascendencia de las enfermedades cardiovasculares (ECV) en el bienestar y la salud de las personas, las cardiopatías pertenecen al gran segmento de las enfermedades no transmisibles (ENT), que cobran la vida de 41 millones de personas anualmente, según la OMS, lo que equivale al 71 % de las muertes que ocurren en todo el mundo4. Además, se estima que al 2030, 23,6 millones de personas al año morirán a causa de las enfermedades cardiovasculares.
Ahora bien, entre las ECV se encuentra “el infarto cerebral y el infarto cardiaco los que continúan siendo la primer causa de muerte prematura, invalidez y gasto en salud en el mundo, especialmente en los países en desarrollo como los latinoamericanos, en donde su incidencia se incrementa año con año a diferencia de otras regiones, en las que se ha estabilizado e incluso, tiende a disminuir6, sostiene el doctor Enrique C. Morales-Villegas, director y fundador del Centro de Investigación Cardiometabólica de Aguascalientes, México y conferencista principal invitado al ‘Summit Cuidado Primario 2022’, realizado recientemente en Cartagena por Upjohn división de Pfizer.
¿Cuál es el panorama en Colombia?
Para el caso de Colombia, el panorama no difiere del comportamiento mundial en lo que a la enfermedad cardiovascular respecta, pues también en el país, es la primera causa de muerte. Igualmente, cada año, las muertes por eventos de este tipo representan una mayor proporción del total de los fallecimientos en el territorio colombiano.
Cabe decir, que los hombres corren mayor riesgo de padecer la enfermedad de las arterias coronarias, pero ese riesgo en las mujeres aumenta con la llegada de la menopausia. Así mismo, a mayor edad, la posibilidad que las arterias se estrechen y se dañen es mayor.
Como indica el doctor José Zamorano, médico cardiólogo, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal (España), quien participó como conferencista principal en el ‘Summit Cuidado Primario 2022’, “es cierto que hay un mito de que el infarto es cosa de hombres, nada más lejos de la realidad. Puede que en ellas aparezca en edades más avanzadas, pero desde luego su incidencia y pronóstico son realmente preocupantes”.
Y es que, además, una problemática que se repite en el país como en casi toda la región y que agrava los porcentajes de la aparición de enfermedades coronarias es la falta de prevención. “En Latinoamérica, quizá con la excepción de Chile, la detección oportuna de factores de riesgo y de enfermedad cardiovascular dista mucho de ser oportuna. Mi propuesta en México es que todo adulto, a partir de los 20 años debería conocer su valor de índice de masa corporal, presión arterial, colesterol total y glucosa, y si estos son anormales, actuar en consecuencia”, dice el doctor Morales- Villegas.
La adherencia a las terapias de control de estas enfermedades es un aspecto primordial en la calidad de vida y en el autocuidado de la salud, con un impacto muy positivo y un papel protector, que ayuda a disminuir el progreso de la patología.
Pese a lo anterior, es fundamental modificar comportamientos que incrementen la posibilidad de desarrollar enfermedades no transmisibles, como el consumo de tabaco, la inactividad física, las dietas inadecuadas y el consumo de alcohol. Igualmente, existen ciertos factores metabólicos que favorecen la aparición de dichas enfermedades como los problemas de tensión arterial; el sobrepeso o la obesidad y las alteraciones en los niveles de glucosa en sangre.
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