En la madrugada del lunes festivo, el Estadio Federico Serrano Soto de Riohacha fue testigo de un momento histórico: el regreso triunfal del artista samario Carlos Vives a los escenarios de La Guajira, después de tres décadas de ausencia. El cantante protagonizó la clausura del Festival Francisco el Hombre, uno de los eventos culturales más importantes del Caribe colombiano, que este año rindió homenaje a los 60 años de creación del departamento de La Guajira.
El espectáculo, que congregó a miles de asistentes y desbordó la capacidad del estadio, fue la culminación perfecta de una celebración cargada de folclor, historia y orgullo regional. Carlos Vives, ícono de la música colombiana y embajador de la cultura vallenata en el mundo, ofreció un concierto inolvidable que fue mucho más que un show musical: fue un reencuentro con sus raíces, con la tierra que guarda una profunda conexión con su historia personal y familiar.
Acompañado en tarima por destacados acordeoneros locales como el Rey Juvenil Delay Magdaniel y Nandín Iguarán, Vives revivió los clásicos que lo posicionaron como una de las figuras más influyentes de la música en América Latina. La mezcla de sus grandes éxitos con los sonidos tradicionales del vallenato generó una atmósfera de emoción, identidad y celebración compartida.
Uno de los momentos más significativos de la noche fue cuando el artista recordó con orgullo el legado de su familia en La Guajira. José Ignacio Vives Echeverría, tío de Carlos Vives, fue el primer gobernador del departamento, un dato histórico que añadió aún más carga emocional a su presentación. Este gesto fue interpretado por el público como un homenaje no solo a su linaje familiar, sino al proceso de construcción institucional y cultural del territorio guajiro.
La presencia de Vives en Riohacha, después de 30 años sin presentarse en la capital guajira, fue recibida como un acto simbólico de reencuentro y de compromiso con las raíces culturales del país. Durante su prolongada carrera artística, el samario ha sido un defensor de las tradiciones del Caribe colombiano y ha hecho de sus canciones una plataforma para exaltar la riqueza étnica, musical y geográfica de esta región.
Su participación en el Festival Francisco el Hombre —evento que lleva el nombre del mítico juglar considerado padre del vallenato— no solo sirvió para cerrar con broche de oro la edición especial del festival, sino que también consolidó su papel como puente entre la música tradicional y las nuevas generaciones de artistas que están renovando el folclor colombiano.
Además del impacto cultural y emocional, la celebración de los 60 años de La Guajira tuvo un efecto positivo en la economía local. La llegada masiva de turistas y visitantes generó alta ocupación hotelera, dinamizó el sector gastronómico y aumentó el flujo comercial en centros comerciales, zonas de entretenimiento y transporte. La capital guajira vivió un fin de semana de reactivación económica, gracias al poder de convocatoria de la música y al orgullo por la identidad regional.
La noche de cierre del festival quedará en la memoria colectiva de La Guajira como una fecha histórica, no solo por la calidad del espectáculo, sino por el significado profundo que tuvo el regreso de Carlos Vives a un territorio con el que comparte la sangre, el corazón y el compromiso con la cultura.
Con esta actuación, Carlos Vives no solo reafirmó su amor por La Guajira, sino que también se convirtió en protagonista de una celebración que unió música, historia y esperanza. El Festival Francisco el Hombre cerró su edición de aniversario con una declaración clara: el folclor está más vivo que nunca, y artistas como Vives siguen siendo sus grandes mensajeros ante el mundo.
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