Despertar a un perro en medio de una pesadilla puede parecer un acto compasivo, pero según estudios recientes, esta acción podría tener consecuencias negativas en el comportamiento y el descanso futuro del animal. De acuerdo con investigaciones divulgadas por expertos de la Universidad de Harvard y la psicóloga canina Susan Barrett, interrumpir bruscamente el sueño de un perro puede generar estrés, inseguridad y alterar sus patrones de descanso, lo que eventualmente podría afectar su bienestar emocional.
Los perros, al igual que los seres humanos, atraviesan diferentes fases del sueño. Uno de estos momentos corresponde al sueño REM (movimiento ocular rápido), que es cuando se presentan los sueños más intensos y vívidos. Susan Barrett, especializada en la psicología del comportamiento canino, señala que los perros sueñan con situaciones relacionadas a sus experiencias diarias, como paseos, juegos o el afecto de sus dueños. Incluso pueden soñar con los rostros de las personas que más aprecian, lo que les brinda seguridad emocional. No obstante, en ocasiones estos sueños pueden volverse pesadillas, sobre todo si el animal ha vivido experiencias estresantes o traumáticas.
Durante una pesadilla, un perro puede emitir gruñidos, gemidos, moverse bruscamente o agitarse. La reacción instintiva de muchas personas es despertarlo de inmediato para detener el mal momento. Sin embargo, según los investigadores de Harvard, esta intervención abrupta puede provocar una respuesta de confusión y ansiedad en el animal. El perro, al ser interrumpido bruscamente en una fase profunda del sueño, podría sentirse desorientado o incluso reaccionar de forma defensiva. Además, si este tipo de interrupciones se repite con frecuencia, el can podría desarrollar un patrón de sueño menos profundo, marcado por un estado de alerta constante, que a largo plazo afectará la calidad de su descanso.
Esta situación puede derivar en un comportamiento temeroso durante la hora de dormir. El perro podría comenzar a asociar el sueño con momentos de tensión, lo que lo llevaría a evitar entrar en fases de descanso profundo, por miedo a ser despertado violentamente. En casos más extremos, esta tensión acumulada podría derivar en problemas de conducta durante el día, como irritabilidad, falta de energía o reacciones agresivas, debido a la falta de sueño reparador.
Entonces, ¿cómo actuar si nuestro perro está teniendo una pesadilla? La respuesta es evitar el impulso de despertarlo inmediatamente. En lugar de eso, se recomienda acercarse con calma, hablarle en voz baja y acariciarlo suavemente para generar un ambiente de seguridad. Esta aproximación ayuda a reconfortar al animal sin interrumpir violentamente su ciclo de sueño. Si el perro es de gran tamaño o presenta tendencias agresivas, lo mejor es mantener cierta distancia, observando su comportamiento hasta que se despierte solo. Una vez despierto, es recomendable ofrecerle gestos de afecto y tranquilidad, como caricias, abrazos o palabras suaves, para ayudarlo a relajarse y volver a dormirse sin miedo.
Barrett también recuerda que los perros, por naturaleza, requieren más horas de sueño que los humanos, con un promedio de 12 horas diarias. Dormir profundamente no solo les permite recuperar energía, sino también procesar sus experiencias y fortalecer su vínculo emocional con sus dueños. Por lo tanto, ofrecer un entorno tranquilo para el descanso es esencial para su salud mental y física.
Finalmente, así como no es adecuado despertarlos en medio de un mal sueño, también hay otras prácticas dañinas, como alimentarlos con chocolate, ya que esta sustancia es altamente tóxica para ellos. Estos detalles resaltan la importancia de conocer el comportamiento y las necesidades específicas de nuestras mascotas, a fin de brindarles una vida más saludable y feliz.
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