La Semana Andina para la Prevención del Embarazo en Adolescentes 2025 en el departamento del Atlántico se desarrolló del 22 al 26 de septiembre bajo el liderazgo de la Gobernación y la Secretaría de Salud Departamental, con la participación de los 22 municipios. El evento, enmarcado en los lineamientos de la OPS y el Ministerio de Salud, buscó promover una sexualidad sana, la construcción de proyectos de vida dignos y el fortalecimiento de la política pública para disminuir los embarazos en adolescentes, un desafío crucial de salud pública en la región y en América Latina.

Las actividades se orientaron a adolescentes y jóvenes entre 10 y 18 años, con énfasis en visibilizar avances, identificar retos y reforzar la corresponsabilidad familiar y comunitaria. El secretario de Salud, Luis Carlos Fajardo Jordán, recalcó la importancia de la prevención desde las instituciones educativas, brindando información clara sobre deberes y derechos sexuales y acceso a los Servicios de Salud Amigables en cada hospital o puesto de salud. Además, destacó la necesidad de fomentar una vida sexual responsable, segura y placentera, con planificación y prevención de infecciones de transmisión sexual.

La programación incluyó una amplia agenda de actividades en distintos municipios. En Soledad se realizó la apertura oficial, en Usiacurí se llevaron a cabo jornadas lúdico-educativas con el lema “Prevenir el embarazo es elegir un futuro con oportunidades”, y en Candelaria se organizaron ferias comunitarias de salud sexual y reproductiva. En Sabanalarga se adelantaron charlas para padres, conversatorios juveniles y la inserción de implantes anticonceptivos subdérmicos a jóvenes sexualmente activas. En el corregimiento de Carreto, un Rally de Derechos abordó temas como métodos anticonceptivos, ITS, VIH y proyectos de vida, además de ofrecer servicios de salud integral. También se promovió la participación juvenil con concursos de TikTok y talleres para familias.

El cierre se realizó en Malambo, con una gran movilización que incluyó a estudiantes y a las comunidades indígenas Mokaná y Kaamash hu, quienes destacaron la importancia de garantizar los derechos sexuales y reproductivos sin distinciones. Líderes juveniles e indígenas, como Daniel Isaac Borja Villa, resaltaron que estas jornadas fortalecen el sentido de unidad y equidad en el territorio. Asimismo, estudiantes como Anthony García Palma y Wendy Vanessa Rosillo Cantillo expresaron el valor de la educación sexual como herramienta para tomar decisiones responsables, evitar embarazos tempranos y proteger su salud. Madres de familia como Yelitza Tesara señalaron la urgencia de enfrentar esta problemática, que consideran delicada y de alto impacto social.

En términos de compromisos, la Secretaría de Salud reafirmó metas como implementar el modelo SSAAJ en todas las instituciones educativas, establecer espacios comunitarios para la promoción de derechos sexuales, fortalecer la planificación con métodos anticonceptivos de larga duración y garantizar estrategias de gestión del riesgo. Se insistió en la corresponsabilidad familiar como eje central de la prevención.

En cuanto a cifras, el Atlántico registró hasta la semana 38 de 2025 un total de 8.486 nacimientos, de los cuales cinco correspondieron a madres entre 10 y 13 años y 955 a jóvenes de 14 a 18 años. Los municipios con mayor incidencia fueron Santa Lucía, Manatí, Campo de la Cruz, Polonuevo y Repelón, mientras que los de menor proporción fueron Puerto Colombia, Soledad, Usiacurí, Santo Tomás, Galapa y Baranoa. Aunque se observa un descenso en la tendencia, la cifra sigue siendo preocupante. Además, los datos reflejan que los jóvenes prefieren métodos de corta duración como condón e inyectables frente a los de larga duración, lo que representa un reto adicional en la política de planificación.

La Gobernación concluyó que la prevención del embarazo adolescente es una responsabilidad colectiva, que implica a instituciones, familias y comunidades. Solo a través del acceso a educación sexual integral, servicios de salud oportunos y la construcción de proyectos de vida sólidos será posible garantizar a la juventud del Atlántico oportunidades reales de desarrollo, educación y bienestar.

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