Por: Redacción.
«Por la forma en que se comportaba, realmente pensé que Bon Scott era inmortal», le dijo Angus Young a la revista Guitar World cuando los ’90 empezaban a terminar. AC/DC recolectaba las ganancias de dos décadas de estrellato, tras pasar de ser una banda de bares a convertirse en un tanque rocanrolero de dimensiones de estadio.
Ese testimonio, poco común en el hermético mundo de los hermanos Young, da cuenta de la relevancia, la profunda influencia y el comportamiento desordenado de quien fuera el cantante en los primeros seis discos de la banda. Bon Scott apareció muerto en el asiento de atrás de un auto, ahogado en vómito, la tarde del 19 de febrero de 1980, a siete meses de la edición de Highway to Hell, el disco más importante dentro de la historia de AC/DC.
Para principios de 1979, AC/DC era un grupo de mediano éxito dentro del territorio europeo y sin lugar en las listas estadounidenses. El rock ruidoso, de grandes riff pero poco aceitado para las radios no cuadraba dentro del imaginario colectivo. Es por eso que Atlantic, su discográfica -que contaba entre sus filas a Led Zeppelin-, luego de infructuosos intentos por relanzar a la banda, estaba sucumbiendo bajo el poder de hierro que manejaba al grupo: los Young.
TOMADO DE: tn.com.ar
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