Por: Ligia Salazar Del Castillo

Apropósito de fotos que circulan en redes sociales de personas en reuniones, fiestas, establecimientos públicos, playas no habilitadas, yates y lanchas, sin acatar las medidas de bioseguridad establecidas para evitar la propagación del COVID-19, valdría la pena recordar que la responsabilidad es el límite y la consecuencia de la libertad. Todo acto libre pertenece al sujeto que lo realiza.

Así como la libertad es el poder de elegir los fines y los medios de nuestras actuaciones, la responsabilidad es la aptitud para dar cuenta de esas actuaciones que tienen consecuencias en nuestro entorno. Libertad y responsabilidad son dos conceptos inseparables. Actuar responsablemente implica tomar decisiones cuando se han analizado y valorado los efectos que nuestros actos pueden tener en los demás.

Ese análisis fija internamente los límites de nuestra libertad: aunque puedo hacer o no hacer algo porque soy libre, decido no afectar negativamente al otro. Sin responsabilidad, no hay sociedad.

Llevar a cabo un acto sin considerar, o aun a pesar de conocer la afectación o el riesgo en que pongo a los otros, es irresponsable. Cuando las personas no son capaces de establecer como límite interno de su libertad el no causar daño, se genera el límite externo que establece la sociedad para ser viable. Es entonces la sociedad, el grupo social, el Estado el mismo sujeto quien le pone límites a la libertad.

No acatar las medidas sanitarias establecidas para evitar la propagación del COVID-19, pone en riesgo la vida de todos, por ende es irresponsable. Cuando se materializa la afectación en la salud o la vida de las otras personas, esas conductas podrían incluso entrar al terreno del derecho penal.

Sabemos que el virus sigue aquí, que puede llegar a causar la muerte, sabemos cómo se contagia y cómo podemos minimizar los riesgos. Lo responsable por tanto, es cumplir las recomendaciones: usar tapabocas, guardar la distancia, lavarse las manos, respetar las limitaciones de acceso a los sitios públicos, aislarse en caso de tener síntomas. No hacerlo nos confronta con el crecimiento de la curva de contagios y con el riesgo de colapso para nuestro precario sistema de salud.

Si no actuamos con responsabilidad y seguimos poniendo en riesgo la salud y la vida de los demás, estaremos nuevamente ante un nuevo decreto de aislamiento obligatorio y entonces los espacios en los que podemos ejercer nuestra libertad de manera responsable, volverán a cerrarse. Ya estamos viendo cómo en ciudades de países como España, Estados Unidos, Brasil entre otros, la irresponsabilidad de los ciudadanos ha llevado a nuevos confinamientos que limitan el derecho a la libertad.

*Abogada, Magister en Multiculturalismo y Derechos Humanos.

#cadenaradiallalibertad