En el marco de las celebraciones por los 500 años de fundación de Santa Marta, la ciudad fue testigo de un emotivo y significativo concierto protagonizado por La Coral de la Sierra, una iniciativa artística y pedagógica liderada por el movimiento cultural Jacana Jacana. El evento se llevó a cabo en el emblemático Parque Bolívar, donde el público disfrutó de un espectáculo musical cargado de sensibilidad ambiental, identidad cultural y voces infantiles que llenaron de emoción a propios y visitantes.

La Coral de la Sierra es un proyecto que ha venido desarrollándose desde hace más de dos años, con la firme intención de conectar a los niños y jóvenes del territorio con la naturaleza y la riqueza ancestral de la Sierra Nevada de Santa Marta y del Parque Nacional Natural Tayrona. Mediante el arte coral y un repertorio musical original, esta propuesta busca formar conciencia ambiental y valorar la biodiversidad que habita en este ecosistema único en el mundo.

Para esta presentación conmemorativa, se unieron 500 voces estudiantiles, procedentes de tres instituciones educativas: la IED Normal Superior María Auxiliadora de Santa Marta, el colegio Los Lobitos del Selvatorium de Palomino, y la IED Megacolegio Aluna, ubicado en el barrio El Cisne. Cada estudiante, además de participar con su voz, fue un canal para transmitir un mensaje de amor y respeto por el entorno natural.

El repertorio musical interpretado fue compuesto por Jacana Jacana, una agrupación familiar y artística que ha hecho de la música una herramienta pedagógica orientada a fomentar la conciencia ambiental en las nuevas generaciones. Las canciones interpretadas durante el concierto —entre las que se destacaron ‘Bosque seco’, ‘Gowna, la rana Arlequín de la noche estrellada’, ‘Arrullito’, ‘Minca Pura’, ‘Manatí y Colibrí’, ‘Mamá Jaguar’ y ‘Mango’— transportaron al público a los paisajes, sonidos y especies que conforman la extraordinaria biodiversidad de Santa Marta, su zona rural y la Sierra Nevada.

Cada pieza musical no solo celebra la belleza de la flora y fauna local, sino que también sirve como un llamado urgente a su protección, visibilizando especies amenazadas y ecosistemas frágiles que requieren atención. Las letras y melodías despiertan en los oyentes una profunda conexión emocional con la naturaleza y resaltan el papel de las comunidades originarias en la preservación de estos territorios sagrados.

El concierto, más allá de su dimensión artística, se consolidó como un acto pedagógico y de resistencia cultural, recordándole a la ciudadanía la importancia de proteger los ecosistemas que rodean a Santa Marta y de reconocer a los pueblos indígenas como guardianes de la Sierra. La música, en este contexto, se convirtió en un vehículo de conocimiento, reflexión y movilización comunitaria.

“Hace más de dos años estamos trabajando con La Coral de la Sierra, un proyecto que nos tiene el corazón lleno de alegría, con repertorio musical propio de Jacana Jacana. Gracias a todas las personas que han apoyado este proceso desde sus inicios”, expresó con gratitud uno de los voceros del movimiento cultural, reafirmando el compromiso colectivo con una educación sensible y transformadora.

Este tipo de propuestas demuestra cómo el arte puede convertirse en un catalizador de cambios sociales y ambientales, especialmente cuando se trabaja desde las bases, con las niñas y niños como protagonistas activos del cambio. La Coral de la Sierra representa un ejemplo inspirador de cómo la educación ambiental puede integrarse con la música, la cultura local y el sentido de pertenencia, logrando no solo espectáculos conmovedores, sino procesos de formación con impacto duradero.

En suma, el concierto en el Parque Bolívar no solo fue un homenaje a los 500 años de Santa Marta, sino también un tributo al territorio, a la vida, y al poder de la voz colectiva como instrumento de transformación.

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