Por: Redacción.

La segunda jornada del histórico evento organizado por el papa Francisco comenzó con la lectura del estremecedor testimonio de una víctima de abuso.

El segundo día de la reunión que se celebra en el Vaticano sobre los abusos a menores por parte del clero comenzó con la distribución de informes de las agencias de las Naciones Unidas acerca de la violencia contra los niños.

El moderador de la reunión, Federico Lombardi, explicó que el papa Francisco, que estaba presente, ha querido que a los 190 líderes de la Iglesia católica, entre ellos 114 representantes de las Conferencias episcopales de todo el mundo, se les proporcionase para su reflexión los documentos de la ONU “Hacia un mundo libre de violencia” y “Un rostro familiar: la violencia en la vida de niños y adolescentes”, de Unicef.

La pasada semana, según se explicó, el comité organizador de esta cumbre y el papa se reunieron con la representante de Naciones Unidas sobre la violencia contra los menores, María Santos Pais.

Francisco habla con un cardenal en el recinto en el que se celebra la reunión (GIUSEPPE LAMI / POOL / AFP)

Asimismo, se leyó un mensaje de la representante de la ONU en el que expresaba su esperanza de que este material “pueda servir de apoyo a los esfuerzos de la Iglesia para acelerar su compromiso en este tema tan importante”.

La jornada de hoy comenzó con una oración y la lectura de un breve testimonio de una víctima: “Cuando fui abusada por un sacerdote, mi madre Iglesia me dejo sola. Cuando necesitaba a alguien en la Iglesia para hablar de mi abuso y mi soledad, todos se escondieron. Me siento aun mas sola porque no se a quién acudir”.

Una de las principales ponencias de la mañana la dio el cardenal indio Oswald Gracias, arzobispo de Bombay. El eje de su exposición fue la rendición de cuentas por parte de los obispos.

Los abusos por parte de un miembro de la Iglesia son también “un comportamiento criminal público”, señaló el purpurado.

Un obispo lee el programa de la segunda jornada (GIUSEPPE LAMI / POOL / AFP)

“La Iglesia no vive solo en un mundo aislado creado por ella. La Iglesia vive en el mundo y con el mundo. Aquellos que son culpables de un comportamiento criminal, en justicia tienen la obligación de rendir cuentas ante las autoridades civiles por dicho comportamiento”, dijo Gracias.

Gracias, que forma parte también del consejo de cardenales que aconseja al papa Francisco, indicó a los 190 líderes de la Iglesia católica que han acudido al Vaticano la necesidad de abordar el problema de los abusos de manera “colegial”.

“El punto es claro. Ningún obispo puede decirse a sí mismo: ‘Este problema de abuso en la Iglesia no me concierne, porque las cosas son diferentes en mi parte del mundo’”, aseveró.

Asimismo, indico que “todo obispo está obligado a obedecer y seguir directamente al Santo Padre”.

“Abordar el abuso sexual en la Iglesia representa un desafío complejo y multifacético, quizás sin precedentes en la historia de la Iglesia debido a las comunicaciones de hoy y a las conexiones globales. Esto hace que la colegialidad sea aún más decisiva en nuestra situación actual”, explicó.

Gracias señaló la necesidad de dar justicia a las víctimas e instó a que la “la ley y el proceso eclesiástico deben ser implementados de manera justa y efectiva”, y también insistió en la necesidad de dar “sanación”.