Por: Zamara Arias

Enheduanna, la primera poetisa de la historia, gobernó la ciudad más importante de Sumeria, la suma sacerdotisa de la ciudad de Ur. Enheduanna nació alrededor del año 2.300 a.C. y era hija del rey Sargón I de Acad, quien expandió por Mesopotamia el Imperio Acadio. De esta manera, el emperador derribó las murallas de la ciudad sumeria de Ur, la cual se convertiría tras Uruk en el núcleo de población más importante entre los ríos Tigris y Éufrates.

La princesa fue elegida sacerdotisa de Nannar, el dios-Luna sumerio. Por aquel entonces el poder religioso y el político estaban unificados, por lo que Enheduanna ejercía competencias en relación al gobierno de Ur. Su estatus le sirvió para ser una de las primeras mujeres en la historia de cuyo nombre se tiene identificación. Además, es considerada actualmente la primera poeta de la humanidad. 

Así la historia escrita o lo poco que se ha develado en las limpias hojas de los libro de la historia, que se han negado a reconocer que la mujer es un pilar fundamental en la construcción de la sociedad. Ellas en todos los ámbitos de la sociedad, han dejado huellas importantes, que han permitido que el mundo avance hasta nuestros días.

En época de política las banderas se visten de aroma femenino, un acontecer histórico se está asomando en el terreno de la contienda electoral, son muchas las mujeres que con su experiencia este 27 de octubre pueden acceder a un escaño en la gobernabilidad del país, un balsamo para esta sociedad que lo necesita. Gobernadoras, alcaldesas, concejalas, ediles y en demás cargos piden a gritos se posen en sus puestos.

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