Por: Alex Lewis

Su terruño natal, La Paz. le cumplió a su hijo ilustre, el cantante Jorge Oñate González. A pesar de las situación del covid19, la romería de seguidores y artistas llenaron las calles y carreras de este municipio en inmediaciones de Valledupar.

Así es, sus familiares y el pueblo vallenato lo despidió cantando a todo pulmón parte de sus éxitos musicales. Desde horas de la mañana el artista quien había llegado desde la la capital del departamento del Cesar para ser velado y enterrado en el cementerio de su pueblo natal.

Nancy Zuleta, su esposa y gran amor, estuvo ahí junto con sus hijos y nietos para ver como ‘El Jilguero de América’, recibió como dice una canción de él, ‘el cariño de la gente de mi pueblo’.

Desfilaron por la tarima bautizada Jorge Oñate de la plaza del municipio La Paz, compositores, políticos, cantantes, amigos, compadres que querían decirle algunas palabras para despedir al ‘Ruiseñor del Cesar’.

La brisa que toda la mañana, tarde y noche acompañó esta velación y entierro, hizo que volara el jilguero al olimpo de los grandes del folclor vallenato en el cielo.

Le cantaron sus hijos Jorge Luis y José Jorge Oñate, con las notas de su último acordeonero, el samario Javier Matta, quien el los dos días que acompañó a sus colegas del folclor lloraba la partida de su maestro y jefe.

A la leyenda del folclor le cantaron, Penchy Castro, Fabián Corrales, Jesu Romero, Yader Romero del Grupo Kvrass, Peter Manjarrés y Silvestre Dangond, quien con lágrimas en los ojos despidió a su padrino de bautizo.

Los acordeoneros que le tocaron sus temas lo acompañaron, su gran compañero de batalla, Álvaro López, Andrés ‘El Turco’ Gil, Julián Rojas y Luis Campillo. 

A ritmo de sus canciones fue enterrado, ‘El Más Fuerte’ de los cantantes, que por siempre se sentirá su ‘Ausencia’, y en su tumba se le colocarán ‘Dos Rosas’, para recordar a ‘La Aplanadora’ del Vallenato, que llegará al cielo cantando ‘Una Aventura Más’, y decirle a la ‘Mujer Conforme’ y a la ‘Mujer Marchita’ que en su vida Dios les tiene en su corazón un ‘Nido de Amor’ y que el el cielo siempre brillará un ‘Paisaje de Sol’, y desde la distancia arrodillado ante el creador le dirá ‘Te dedico mis triunfos’, porque ‘Lloraré’ para ‘Calmar mi melancolía’, y ver desde el infinito ‘El cariño de mi pueblo’, y así decirle Dios ‘Llévame contigo’.