Por: Redacción

El Covid-19 ha dejado algunas secuelas después de su recuperación, que pueden definirse en cansancio, malestar general, neblina mental, tos y palpitaciones, sin embargo, la Dra. Laura Ricaurte, médico especialista en dolor y cuidados paliativos y jefe de la Clínica de Dolor del Hospital Infantil Universitario de San José, explica que otras secuelas comunes que sufren los pacientes después del virus son dolores de cabeza, estómago, pecho, músculos y articulaciones y en muchos casos exacerbación de síntomas preexistentes, lo que intensifica el dolor crónico y empeora la calidad de vida.

La experta puntualizó que “se ha visto que el virus actúa en ciertos receptores celulares, activando con mayor facilidad las vías del dolor y haciendo que los pacientes perciban dolor incluso ante estímulos que inicialmente no son dolorosos”, lo que significa un proceso de sensibilización central.

“Durante la pandemia, evidenciamos que en muchos pacientes que tenían dolor crónico previo, empeoró su padecimiento. Un claro ejemplo de este aumento del dolor lo vimos en pacientes de fibromialgia, un trastorno en músculos y huesos”, explicó Ricaurte; agregando que que muchos pacientes que no evidenciaban ningún dolor antes del covid empezaron a sufrirlo, en muchos casos llegando a convertirse en crónicos.
La inflamación y el dolor posterior a la infección se ven más controlados en pacientes jóvenes, que cuentan con mejores defensas contra el virus, mientras que en personas mayores y grupos de riesgo por comorbilidades tienen mayor vulnerabilidad.

Las personas con dolor crónico, en procesos postoperatorios, cuidados paliativos por enfermedad benigna y pacientes por dolores derivados por cáncer son abordados en clínicas del dolor. Finalmente, es importante tener en cuenta que un dolor crónico es un dolor que persiste por más de tres meses, puede ser causado por golpes, malformaciones o cualquier situación externa, al considerarse crónicos se debe consultar y tratar con especialistas.

Datos: los dolores más frecuentes en los colombianos son osteomusculares (64.5%), craneofacial (23,3%), abdomen (7.8%), pecho y tórax (3.3%), según la VIII Encuesta Nacional de Dolor en Colombia.

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