En conmemoración de los 500 años de la fundación hispánica de Santa Marta, la ciudad vivió una jornada inolvidable colmada de arte, cultura, memoria y unión. El evento central de la celebración fue la Ceremonia Viva “El Corazón del Mundo”, organizada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Este acto simbólico reunió expresiones artísticas que evocaron el origen, la transformación y la diversidad cultural que han dado forma a la ciudad más antigua de Colombia aún vigente.
Con la participación activa del presidente Gustavo Petro y miles de samarios, el evento tuvo como escenario principal la bahía de El Rodadero, donde también se desarrolló el Concierto Corazón del Mundo, una velada musical que hizo vibrar al Caribe entero. Este concierto fue concebido como un homenaje a la historia de resistencia y vida de Santa Marta, y a su papel como símbolo del legado cultural de múltiples pueblos originarios, africanos, europeos y árabes.
La Ceremonia Viva fue el núcleo narrativo del evento. En ella participaron más de 100 artistas en escena, quienes a través de la música, la danza, la actuación y elementos visuales, ofrecieron una representación simbólica de los cinco siglos de historia que han marcado a Santa Marta. La cantante Adriana Lucía abrió la velada con palabras de bienvenida, seguidas por la voz en off de uno de los mamos de la Sierra Nevada, representando la espiritualidad y el saber ancestral de los pueblos indígenas.
El montaje escénico comenzó con la imagen de la madre ancestral, una figura simbólica que representa la vida y la conexión profunda con la tierra. De ella nacen los “doce hijos de El Dorado”, figuras que encarnan la humanidad en su diversidad, y que posteriormente se entrelazan con las demás culturas que han llegado a este territorio. El momento más impactante fue la entrada en escena de ocho caballos galopando desde el sector ‘Mi Ranchito’. Esta imagen representó la llegada de Europa, específicamente de los españoles, y el inicio del mestizaje cultural.
Otro hito en la ceremonia fue la aparición de una marioneta gigante que representaba a la madre África. Acompañada por tambores, esta figura completó la alegoría del mestizaje, simbolizando el legado africano en la identidad caribeña. La representación también incluyó elementos de la cultura árabe, resaltando el carácter plural y multicultural de la región. La cumbiamba, danza nacida de esta fusión de culturas, fue uno de los momentos cumbre del espectáculo.
La música vallenata también tuvo su espacio. Javier Matta, Rey Vallenato 2023, hizo presencia con su acordeón, recordando que el vallenato es uno de los frutos musicales del encuentro entre culturas. Al final, todos los elementos confluyeron en una celebración que destacó la riqueza natural, humana y espiritual de Santa Marta: su fauna, su flora, su ubicación estratégica entre la Sierra y el mar, y su papel como territorio sagrado.
El espectáculo fue una creación colectiva en la que participaron estudiantes de la Universidad del Magdalena, bajo la dirección artística del coreógrafo Jimmy Rangel. Para Stifany Manjarrés, artista samaria y asistente de dirección, el objetivo de la ceremonia fue resumir y representar simbólicamente los momentos históricos clave de la ciudad, su conexión con la naturaleza y la confluencia de culturas a lo largo del tiempo.
El Ministerio de las Culturas, al promover esta ceremonia, reafirmó que la identidad colombiana es el resultado de múltiples encuentros de saberes, cosmovisiones e historias compartidas. En lugar de divisiones, la diversidad se convierte en una fuente de unión, celebración y orgullo colectivo. Así, Santa Marta, desde su Corazón del Mundo, vibró con fuerza, arte y memoria viva en su aniversario 500.
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