Por: Redacción.

“El ser humano no es un ser manso, amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan, sino que es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de crueldad (…) el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo”, Sigmund Freud.

Desde la infancia 5 – 6 años, inician los primeros derroteros de las leyes, las normas y conductas se aprenden en la casa, con las personas que hagan las veces de padres, la mucha permisividad o la exagerada represión pueden dar origen a un trasgresor.

La violencia de todo tipo que hoy vemos no es nueva, ha existido durante toda la historia, todos los continentes han vivido episodios de absoluta violencia, nuestro país (Colombia) tiene una condición violenta por naturaleza.

Para buscar una respuesta a las conductas violentas, patológicas con carácter ”necrófilo” (sociedad donde la violencia y la muerte campean), los expertos tendrían que ahondar en la cultura como un todo, ya que los seres humanos somos un producto de la misma cultura.

En los actuales momentos podemos percibir que el ser humano cuenta con múltiples herramientas que le permiten dejar de ser desconocido, salir de la “anomia”, cueste lo que cueste, echándole mano a lo que encuentre, ejemplo, las redes sociales, que son utilizadas de acuerdo a las necesidades y buscando satisfacer el placer, el ego, el poder y el reconocimiento.

El perpetrador o generador de violencia puede ser el resultado de múltiples experiencias en la familia, con sus valores y con las conductas intolerantes.

Entretanto, en nuestras sociedades actuales, se puede ver que muchos seres humanos, cuentan con la famosa soberbia que en algunos casos es extrema, unido a la fuerza y abuso de poder, el cual genera personalidades psicopáticas y en ocasiones perversa, muchos logran salir de las normas sociales y culturalmente permitidas, donde se cultiva el odio, el cual da como resultado tener una cultura permeada por la violencia, discriminación, intolerancia y narcisismo.

El informe mundial sobre violencia y salud emitido por la OMS en el año 2000, indica: “La violencia se considera a menudo un componente ineludible de la condición humana, una realidad ante la que hemos de reaccionar en lugar de prevenirla. Pero estos supuestos están cambiando, gracias al éxito de fórmulas de salud pública aplicadas a otros problemas sanitarios de origen medioambiental o relacionado con el comportamiento. El sector de la salud está especialmente interesado en la prevención de la violencia y tiene un papel clave que desempeñar al respecto. Un requisito básico para afrontar el problema de la violencia de manera integral es que las personas trabajen juntas en asociaciones de todo tipo, y a todos los niveles, para elaborar respuestas eficaces”.

El portal web Te la tiro plena consultó a las psicólogas de la Universidad Metropolitana de Barranquilla, Marta Silva Pértuz (doctora en ciencias de la educación, magister en desarrollo familiar, terapeuta familiar sistémica e investigadora) y Judith Elena García Manjarres (Psicoanalista e investigadora) y les hizo las siguientes preguntas:

¿Por qué se dan las conductas agresivas y violentas?

¿Cómo podemos ser mejores seres humanos?

Por último nos quedamos con la siguiente frase de Marta Silva Pértuz. “Donde hay ser humano, va haber violencia; pero de igual manera habrá esperanza y amor”.

*Tomado de www.telatiroplena.com